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Últimos 2 capítulos


Mia

El cuerpo de Alfredo perdió la tensión que traía y respiró con alivio cuando se acercó más a mí y vio en la pantalla de mi computadora con quien estaba hablando.

—Ah, eres tú.—Alf rodó sus ojos y me tomó por la cintura aunque me quité viendo los regalos que había dejado sobre el sofá.

—Escúchame bien tu Alfredo.—Mi primo se dirigió a quien creo que es mi novio mientras yo me alejaba de ellos para llenar mi copa con más helado.—Mi prima ya me dijo las pendejadas que estás haciendo con ella y mis primitos, agradece que estoy lejos y no te pongo los putazos que te mereces idiota. ¡¿Cómo se te ocurre a ti despreciar a tus hijos?!

—Ya sé que me equivoqué bien feo pero ¿no crees que es un tema que debemos conversar Mia y yo? No, Mia, su primo y yo.

—Déjalo.—Murmuré llevando la cuchara con helado a mi boca.—Después de todo es lo menos que te mereces ¿No te parece?—Él abrió exageradamente sus ojos y pestañeó de la misma forma, hizo un puchero y apagó la computadora.—¡Oye!—Golpeé con la cuchara su brazo, el mismo que utilizó para tomarme delicadamente y pegarme a él, o lo que mi barriga nos permitió acercarnos.

Forcejé para alejarme pero cuando una sonrisa burlona apareció en su rostro al ver que todos mis intentos eran inútiles a comparación de la calma que él tenía, opté por abofetear levemente su rostro.

—Ay ¡Mia!

—Para que se te quite la cara de pendejo.

—Ay Mia.—Esta vez su tono salió más como un lamento que un regaño, pasó el dorso de su mano por mi mejilla y mi piel se erizó cuando la bajó hasta mi vientre justo cuando una preciosa melodía que parecía ser tocada y cantada en vivo se oyó a las afueras de mi rancho.

Probablemente te llame en la madrugada pidiéndote explicaciones .

—¿Por qué Mia?

—Porque son nuestros hijos, Alfredo.

—No, eso no.—Susurró incitándome a mecerme a un ritmo suave entre sus brazos, al compás de la canción.—¿Por qué nos tocó sufrir así a nosotros? Yo sólo quise ser feliz a tu lado y mira, esto me está matando. Y..—Suspiró y escondió su rostro en mi cuello soltándose a sollozar, no pude contenerme más y yo también lloré, lloré porque me duele y porque esto no es justo para ninguno de los cuatros, para ninguna persona es justo tener que estar en esta situación.

Probablemente te digan nuestras amistades que me han visto fatal que ni parezco el mismo de antes.

—Me dijo Ovidio que te han visto mal. ¿Por qué nos dejaste?—Me animé a preguntar con la poca dignidad que me quedaba.

—Porque soy un estúpido, porque me enoja tener que pasar por esto.—Susurró aún en mi cuello sin dejar de moverse con lentitud.—Porque eres una persona tan hermosa que no merece estar pasando por esto, porque aunque tengo dinero para tirar al cielo si quiero no puedo solucionar esto, porque te amo tanto que ni con eso puedo ayudarnos.

Es muy probable que me falte el orgullo y salga a buscarte. Probablemente disimulo no observarte aunque me llenes los ojos con esa belleza que siempre me tuvo a tu antojo.

—Si estamos juntos, le hacemos frente y luchamos a esto unidos te puedo asegurar que seremos un número más en las estadísticas de personas que lograron resultados positivos. Pero no puedo yo sola.

Mi Gobernadora | Alfredo Guzmán | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora