Capítulo 06.

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La muerte.

"Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte"

-Quiero decir unas palabras - dijo el príncipe tomando el micrófono- Primero que todo gracias a todos por venir a mi boda con Mia, la mujer mas hermosa y maravillosa que he conocido- Mia se sonrojo y sonrío- nunca pensé enamorarme de esta manera pero cuando veo a Mia, se que ese mi lugar, mi mundo y mi todo. La persona que me regalo mas lindo que puede hacer feliz aun hombre, ser padre- mirando a su hija- Julie es la muestra de ello, solo le pido a Dios que nuestra familia siga creciendo- sonrío- quiero hacerme viejo a tu lado, quiero que seamos felices todos los días nuestra vida y juro amarte, serte fiel como prometí delante del altar. Gracias Mia por ser parte de mi vida, te amo.

Mia no pudo evitar ponerse a llorar, Coral que estaba su lado también lloraba en realidad a todo el mundo le pareció conmovedor el discurso del príncipe, se limpio las lágrimas y abrazo a su esposo, lo lleno de besos.

-Matthew es más romántico de lo que fue su abuelo- dijo la reina Lucia, recodando a su difunto esposo el Rey Miguel- Mia es una chica con suerte, me alegro que encontrar el amor de su vida- Laura asintió, ambas estaban deacuerdo en algo.

-Su matrimonio con Helen, fue traumático para todos. No quería que mi hijo fuera infeliz, lo veo tan contento hoy.

Tiempo después, los tres estaban cansados pues Julie se había quedado dormida en brazos de su padre.

-Si que disfruto mucho- Dijo Mia, tocándole el cabello a su hija.

-Si, aunque creo que es hora de irnos- Matthew a Mia con ojos cargado de un deseo infinito que le erizo la piel.

La gente seguía disfrutando de la fiesta, que ni cuenta se dieron cuando se fueron, Matthew dejaba en la cama a su hija y la cobijaba.

-La hicimos bien para hacer la primera vez- dijo él, Mia le dio un beso en la frente a Julieta.

-Ya me habías dicho eso antes- poniendo sus brazos alrededor de su cuello.

-Es la verdad, nuestra hija es maravillosa como tu. El próximo hijo que tengamos tiene ser sumamente apuesto como su padre. - Dice bromeando.

Mia soltó una carcajada.

-Yo deseo que sea como tu en todos los sentidos- besándolo en la boca- cambiando de tema ¿nos iremos de luna de miel de una vez?

-No, nos iremos mañana temprano pero ahora podemos comenzar con nuestra noche de boda- la tomo entre tus brazos, la llevo a su habitación y la acostó en la cama.

Le quito la corona la coloco encima de la mesa, él se quito la chaqueta y ella lo miraba de una forma llena de deseo, se reunió con Mia en la cama para quitarle lentamente aquel vestido, la beso con tanta pasión que creyó que iba a derretirse por dentro mientras él la llenaba por completo.

A la mañana siguiente, los rayos de sol entraban por la ventana.

Mia abrió los ojos, Matthew estaba a su lado podía sentir su respiración pausada con un braz la sujetaba por la cintura.

Estuvo así mucho rato, disfrutando de esa sensación. Se sentía tan cálida, tan feliz que no hubiera querido moverse nunca.

Con cuidado aparto su brazo para no despertarlo, miro el reloj eran las seis de la mañana según Matthew le dijo antes de quedarse dormido es que el avión salía a las siete.

Miro el suelo, toda la ropa estaba esparcida por la habitación, sonrío pensó que nunca se casaría de hacer el amor con él, tomo la camisa de su esposo, se le coloco y fue al baño.

-¿Por qué no me despertaste?- La voz de Matthew la sobresalto mientras se cepillaba.

-Estabas tan profundamente dormido que no quise hacerlo ¿dormiste bien, mi amor?

-Si, aunque hubiera sido mejor abrir los ojos y verte a mi lado.

Luego de cepillarse, entraron en la ducha juntos donde el fuego volvió a encenderse mientras el agua caía en sus cuerpos, tocaron la puerta dos sirvientes sacaron las maletas, una vez salieron del baño y se vistieron.

Matthew  y Mia se dirigieron al cuarto de su hija para despedirse.

Mia no quería dejarla sola ni menos sabiendo que Frank andaba por ahí.

-Pequeña, ya nos vamos. Quiero que te portes bien con tus abuelos- dijo Mia acariciando el cabello rubio de su hija.

-Si, mami- dijo la niña medio adormecida, ambos le dieron un beso y un fuerte abrazo.

-Te amamos, hija- le dijo Matthew mientras cerraban de nuevo la puerta.

Frank estaba en su carro, uno de los que fue su abogado le había conseguido noto que las calles estaban fuertemente custodiada por los alrededores del palacio, por suerte su disfraz lo ayudaba mucho, una gorra de béisbol, un bigote falso y lentes oscuros.

En la guantera tenia dos pistolas cargadas con bastante municiones, solo tenia que esperar un poco mas.

Los recién casados salieron del palacio, emocionados por su luna de miel afuera los esperaba la limosina que los llevaría al aeropuerto.

El príncipe abrazo a su mujer, ella apoyaba su cabeza en su hombro y cerraba los ojos aun tenia demasiado sueño.

Frank se dio cuenta que los guardias hablaban por los radios, supuso que era su señal Matthew y Mia estaban saliendo del palacio, encendió el carro y manejo despacio, vio la limosina viniendo hacia él enseguida saco el arma y se dispuso a disparar pero el chofer se dio cuenta y giro bruscamente.

Frank acelero deprisa pero unas patrullas iban detrás de él.

-¡Maldita sea!- dijo enojado el chofer.

-¿Qué paso?- pregunto Matthew preocupado debido al aparatoso frenazo, Mia aun tenia los nervios de punta.

Román abrió la puerta de la limosina.

-¿Están bien, Altezas?

-Si pero que paso- repitió agobiado.

-Pues, Frank iba en aquel carro...- dijo Román con seriedad, Mia se quedo inmóvil.

-Por suerte vi el arma a tiempo- dijo el conductor.

-¿Qué están esperando? Quiero que atrapen a ese imbécil sea como sea.- Dice furioso.

Román desapareció de nuevo.

-¿Estas bien, mi amor?

-No- aun temblaba, Matthew la abrazo para tranquilizarla.

-Ya paso. - Le dio un beso en la frente.

-No ha pasado, va a seguir hasta que tenga la oportunidad de llevarme con él o algo peor ¡Quiso dispararnos!- las manos le temblaban realmente estaba asustada, el príncipe no le gustaba para nada ver a su esposa en ese estado.

*

Frank iba conduciendo como loco por las calles, mientras la policía lo perseguía. Saco una mano por la ventana y disparo.

-¡No van atraparme!- grito, giro el carro bruscamente hasta la playa, se dirigió al mismo lugar donde había provocado el accidente con Mia, se estaciono y se bajo del carro con la pistola.

La policía llego enseguida.

-Baje el arma, ciudadano- le dijo apuntándolo.

-¡No!- apuntándolos también- ¡No pienso entregarme nunca!- les grito.

-Es mejor que se entregue, no tienes escapatoria.

Frank miro hacia abajo del acantilado, las olas rompían con furia sobre las rocas.

-Primero me llevaran muerto- disparo pero los policías terminaron hiriéndolo antes, Frank  se tambaleo y cayo al mar perdiéndose en las olas.

Una Esposa Para El Príncipe (Book#2).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora