8. Gracias

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Beatrice:

Difícil es creer que Dante Grimaldi nos dejara quedarnos después de lo que sucedió y yo no me tragaba el cuento de la amabilidad para nada y estoy segura que Ángelo tampoco.

No era necesario que lo dijera.

Como si Dante Grimaldi podría decirnos algo.

Pero de todas formar, lo notaba en él, se mantenía tranquilo y paraba horas de horas con Gabriella, pero era obvio que estaba preparando algo.

Por mi parte intente no cruzármelo.

Termino de desayunar y me pongo de pie o eso trato porque voy a caerme, Ángelo me sostiene del brazo.

—¿Estas bien?

Miro un poco borroso, pero aun puedo mantenerme en pie.

—Sí, solo ha sido un mareo.—Pronuncio mirando sus ojos.—Es normal cuando estas embarazada.

Sin embargo cuando voy a salir del comedor, todo se vuelve oscuro.









(*)











Angelo Marchetti es lo primero que veo al despertar, está conmigo y yo estoy sobre la cama mientras él me hace oler alcohol, lo que exactamente me despertó.

Retira el algodón y lo deja sobre la mesa de noche, Ángelo pone su mirada de "Te lo dije" sobre mi rostro.

—Cambia esa cara.—Digo tratando de sentarme.

Coloca ambas manos en mis hombros y me acostarme otra vez.

—¿Estas bien?

La cabeza me da vueltas, dejo que mis ojos se cierren.

—Si te paras muy rápido te desmayaras de nuevo.—Me dice.—Lo mejor es que te quedes en cama todo el día.

—No estoy enferma, Ángelo, estoy embarazada.

—Te desmayaste, Beatrice.—Me recuerda el con una ceja alzada.—No sé nada sobre bebes o esas cosas, pero se lo básico y entiendo que todo lo que hemos vivido estos días es suficiente para que entres en un aborto si no te cuidas correctamente, ahora cállate y quédate en cama.

—¿Ahora serás mi doctor personal?

—¿No oíste lo que te dije?.—Me alza la voz.—Estoy seguro que cuidar a ese bebe es lo que más quieres ¿No? Por algo nos pusiste en peligro a todos, entonces has lo que te digo y sigue cuidando de tu hijo.

Guardo silencio.

El suspira.—Solo hazme caso, Beatrice.









Angelo:

Después de todo el problema en el que Beatrice Sorrentino me metió, no me quedo de otra que buscar algún contacto de un compañero que pudiera ayudarme.

La situación había cambiado ahora, el juicio se acercaba y tras los sucesos, no confiaba para nada en Dante Grimaldi.

Regreso a la habitación y en medio del camino, observo a los doctores correr hacia la habitación donde se encuentra Gabriella.

El corazón se me acelera y termino yendo hacia allá.

Sin embargo, me tranquilizo cuando en ser algo trágico, es todo lo contrario.

Gabriella está despierta y le han quitado el respirador.

¡Maldita sea, sí que eres una mujer con suerte, Gabriella Rizzo!

Sonrio al ver a mi amiga y Dante no tarde en llegar, incluso ignora el hecho de que estoy aquí, Lo veo totalmente aliviado, tanto que distingo muy bien sus expresiones porque jamás las he visto.

Dante ingresa a la habitación y cuando los mismos doctores se lo permiten, el la sostiene en sus brazos y lo rodea.

"Nosotros encontramos una forma de estar juntos sin estarlo, extrañándonos y aunque nos viéramos una vez en meses, es la manera en la que lo hicimos funcionar"

Con ese último recuerdo, dejo a la pareja y regreso a la habitación junto a Beatrice.








(*)









— Gabriella ha despertado.

Los ojos de Beatrice me observan, ella se ve agotada.

—¿Ella está bien?

Asiento con la cabeza.—Por lo que vi fue así, Dante esta ahora mismo con ella.

Beatrice Sorrentino traga saliva como si estuviera aliviada, pone la mirada en el techo y un corto silencio nos rodea, hasta que ella misma lo rompe.

—Gracias.

Abro los ojos, es lo último que hubiera escuchado de ella.

—Por tomar en cuenta mi embarazo.

Me mantengo en silencio, escuchándola, ella pone los ojos en mí, demasiado honesta su mirada para pensar que esta manipulándome.

—Gracias, Ángelo.

Paso saliva y me pongo de pie.—Solo intenta descansar, hablaremos de que hacer después, ahora solo descansa.

Sin esperar, me dice.—¿Puedo confiar en ti?

Su mirada esta igual como al decirme ese "Gracias".

—Ángelo, no puedo confiar en nadie más... yo

—Si.—Le aseguro.

Sus labios se separan. Ella se ve muy cansada.

—Puedes confiar en mí, Beatrice. No me iré a ningún lado.

Sus ojos me observan, a punto de cerrarse.

—No me iré a ningún lado.—Le repito asegurándolo una ultima vez.—Puedes dormir tranquila, cuidare de tu sueño.





Hola...

Parece que Beatrice y Angelo se van acercando.. ¿Ha donde los llevara eso? :O

Nos leemos.

>>Yiemir.

Nacidos en la Mafia (#6 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora