Beatrice:
Ángelo Marchetti ha roto Todas sus reglas.
Aceptar caminar por Apulia conmigo no iba a cambiar eso y por ello mismo, aceptó que al día siguiente saliéramos.
Visitamos construcciones y nos unimos a un tour, el sol era caluroso, así que lleve conmigo un sombrero marrón que ocultaba mucho mi rostro cuando bajaba la cabeza, Ángelo visto igual que siempre, camisa y pantalón oscuro.
Se veía atractivo, aunque yo misma se que luce mejor sin nada de eso.
Tengo la imagen clara de su torzo en mi mente, el dragón tatuado que va por toda la mitad del esternón, un tatuaje que deseo delinear con mi lengua hasta llegar a los vellos que empiezan por debajo del abdomen.
—Hay un descanso para almorzar.
Realmente no estoy con hambre, devore esta mañana más de un dulce que había comprado en la panadería.
—¿Qué deseas comer?
Sin embargo será el primer día que no almorzáremos o cenaremos algo preparado por Ángelo.
Miro a ambos lados y señaló a uno de los restaurantes.
(*)
El lugar es humilde, lleno de personas de la zona y con un gran acompañamiento a la hora de almorzar.
Deboro la comida que traigo conmigo y el mesero me trae una copa de vino.
—No hemos pedido eso. —Le indica Ángelo. Claro que no, estoy embarazada.
—Invita el caballero de la mesa 7.
Alzo las cejas y levanto la mirada, hay un hombre acompañado de sus amigos, me saluda cuando sus ojos se encuentran con los míos.
Le muestro un saludo de agradecimiento, cojo la copa de vino, pero no llego ni a darle un sorbo, Ángelo me lo hace tirar y se derrama por toda la mesa.
El mesero se apresura en limpiar, enseguida remplaza mi copa por una nueva.
—Gracias. —Pronuncio.
Mis dedos no llegan a tocar la copa, Ángelo la sostiene y se la toma todo.
Lo observo frunciendo el ceño y le hago una mueca al mesero.
—Es suficiente, gracias.
El se marcha.
Ángelo no ha dejado ni una gota, tiene la mirada llena de enojo.
—No conocía ese lado tuyo, Agente Marchetti.
—Creí que las cosas habían cambiado un poco desde que me fui de Apulia. —Me comenta. —¿Acaso no ven que hay un hombre contigo? ¿Tienen vendas en los ojos o que?
Sonrio.
—¿Debo decir que estás embarazada?
Ignoro eso y mantengo mi sonrisa.
Interesante los celos del agente Marchetti.
—¿Cómo estuvo el vino?
Ángelo frunce el ceño. —No te pierdes de nada, créeme.
En realidad gané algo mejor.
(*)
—Ángelo…
Me debilita, su manos sobre mi cuerpo y sus labios sobre los míos me dejan sin aliento.
El cuerpo de Ángelo Marchetti está encendido y logra hacer lo mismo con el mío, mi piel arde en cada toque, cada presión de sus pulgares y cada beso me lleva al cielo, siento que puedo correrme mientras el me toca y deben ser las hormonas aceleradas por el embarazo o solo quiero buscar culpables, porque realmente cuando Ángelo me coge termino perdida.
Me muerdo el labio y arqueo la espalda, hundo los dedos en el cabello de Ángelo mientras su cabeza yace escondida entre mis piernas.
Sus dedos se presionan en mi cadera y esa lengua atrevida y deliciosa estimula muy bien mi clítoris, estoy chorreando.
—Ángelo…
Retiro su cabeza y el se hace para atrásMirándole los ojos se lo pido.—Cógeme, Agente Marchetti.
Suena tan bien en mis labios que no quiero dejar de decirlo jamás, saboreo esas palabras una vez más y se lo pido otra vez.
Le cojo de la cara y lo beso, Ángelo me desnuda con rapidez y nuestro deseo mutuo es tan grande que ni terminamos de des vestirnos por complero, solo quitamos de lado esos estorbos que nos impiden están juntos, bajo sus pantalones hasta tocar su trasero y apretarlo.
Hago que me penetre y es delicioso.
Ángelo cierra los ojos y maldice, cogemos tan duro que me encanta, mierda, Ángelo Marchetti me lleva al maldito cielo con cada cogida y es un bendito policía.
Por su forma de tratarme cuando lo conocí creí que sería diferente, pero en el sexo el se convierte en el otro lado de la Moneda.
—Ah.. Ah.. —Apenas y puedo articular una palabra , me abrazo contra el. —Ángelo..
—Beatrice.
No suele decir mi nombre cuando cogemos, pero suena tan caliente y sexy, me moja mucho.
—Córrete conmigo, Beatrice. —Me ordena sobre mi boca. —Mierda… mierda..
Me muerdo el labio y me dejo ir apretando su culo con mis manos.
Nuestras partes se frotan por última vez antes de llegar y se queda dentro mientras nos besamos y después de recibir el orgasmo.
Yo le sonrió, agotada y saciada, me apartó de el.
—Es muy interesante el sexo contigo, Agente Marchetti.
—Ángelo, Beatrice.
—Ángelo. —Pronuncio su nombre y lo beso.—Es muy rico coger contigo, Ángelo.
El me devuelve el beso.
¿A dónde nos llevará todo esto? A nada bueno como diría el, pero ya es demasiado tarde para detenerse.
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Nacidos en la Mafia (#6 Hijos de la Mafia)
RomanceBeatrice Sorrentino tuvo razones suficientes para dejar la Mafia y aunque lo tenia todo, decidió escoger el camino correcto y así mismo hacer un trato con la policía. Un trato que la llevara a convertirse en el blanco principal de muchos de sus enem...