Epílogo

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Ángelo:
Beatrice Sorrentino fue a declarar, a pesar de que unos días atrás le dije que desaparecía con el padre de su hijo.

A pesar de la que dejé ir, ella está aquí.

—Jura usted decir la verdad y solo la verdad. —Le pregunta el oficial acercándose el libro mientras ella sigue esta sentada justo al tribunal lista para declarar .

—Lo juro. —Responde ella colocando su mano encima.

—Puede empezar, señorita Sorrentino.

El juez da la palabra y antes de empezar, ella pone la mirada sobre mi, una sonrisa disimula corre sus labios pintados de rojo y empieza a hablar.

Beatrice cuenta todo y más de uno que sorprende oír los nombres que menciona como implicados, muestra "Pruebas" de audios o vídeos.

Y después da una orden.

Lo peor llega después de esas palabras.

—En su condición haré que la mantengan en una celda en la estación, su sentencia final  se dará cuando culmine embarazo, Señorita Sorrentino.

Todos se ponen de pie y  se habré una investigación sobre el caso, las personas implicadas, por muy fuerte de poderes que sean, aunque probablemente de alguna manera muchos de ellos se libren de una sentencia justa.

Cogen del brazo a Beatrice y yo me adelanto.

—Seré yo quien la lleve.

Sus ojos verdes me observan.

—Señor, tengo la orden.

Hago uso de mi poder. —Soy tu superior, yo mismo la trasladare en la patrulla.

Le colocan las esposas, no con los brazos hacia atrás sino adelante y de esa manera la subo al coche.

Hay tráfico y tengo todo el tiempo la mirada en el espejo retrovisor y en el coche de policía detrás de mi.

—Viniste a declarar...¿Qué rayos tienes en la cabeza?

Ella pone los ojos en el espejo y nuestras miradas se encuentran.

—Solo hice lo  que debía hacer y .. le hice una promesa a alguien.

El corazón se me acelera.

—Esa promesa quedo rota cuando te deje escapar.

—Para ti.

—Beatrice...

Ella no me mira y yo vuelvo a poner atención en el coche detrás, hay un cruce y un camión se interpone.

Actuo de inmediato, tomo el otro carril y cuando vamos en subida y pasa otro camino que lleva hacia abajo, lo tomo.

—¿Qué carajos haces, Agente Marchetti?

No le respondo, manejo lo más rápido que puedo y la llevo de ahí, llendo en contra de la justicia que conozco y guiandome  por lo que mi corazón cree que es correcto.






















(*)




















—Te meterlas en serios problemas con esto.

—Escucho que me dice Beatrice mientras tiro de ella hasta sacarla el coche.

Me vuelvo hacia ella.

—¿Ahora me dejarás tirada en medio de este lugar solitario?

—Hay autobuses aquí cerca.

Su sonrisa se borra.

—Antes de que empiecen a buscarte estarás desaparecida otra vez.

Nacidos en la Mafia (#6 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora