Ángelo:
El miedo, pánico lo he experimentado muchas veces.
Pero no como ahora, nunca como ahora.
Siempre he velado por mi y solo por mi, pero ahora lo único en lo que pienso es en esa mujer en peligro y en ese bebé.
“No demores en admitir tus sentimientos por ella, después podrías arrepentirte de lo tarde que fue no hacerlo"
Mierda, Selina.. ¿Por qué ahora recuerdo tus palabras?
Los puños se me aprietan.
Lo que sucede a continuación me deja pasmado, Beatrice coge el arma de ese tipo y la hace bajar, se coloca delante de mi.
—Ya fue suficiente. —Les dice. —¿Me quieren a mi, no?
Ninguno dice nada.
—Si Luciano esta esperándome, llévenme de una maldita vez con el.
—¡Beatrice!
Las otras pistolas comienzan a apuntarme, ella se vuelve hacia mi.
—Los policías no saben cuando empezar a detenerse. —Ella me suelta. —Gracias por todo, Angelo.
No no, maldita sea.
—No voy a dejar que te lleven.
Sus ojos me miran temblorosos.
—Beatrice, tendrán que dejarme muerto si quieren sacarte de aquí.
Un golpe me hace caer y la escucho gritar, el hombre que hace poco estaba apuntándole con el arma, ahora la sostiene evitando que se me acerque mientras los otros tipos que están en la habitación, se encuentran proporcionándole una paliza que seguramente no olvidaré.
La cabeza me da vueltas y empiezo a no sentir el control de mi cuerpo, escupo sangre y lo único que puedo ver es a ella, desesperada porque se detengan.
Esta asustada, jamás la he visto de ese modo.
—¡Ya basta! ¡Deténganse, ya deténganse!
Su voz asustada, desgarradora, me lastima más que todos estos golpes.
No puedo dejar de mirar el terror que hay en sus ojos.
Pronto su voz se rompe. —¡Ya basta, por favor!
Un último golpe me hace escupir otro poco de sangre.
—Ángelo.. Ángelo.. Ángelo.
Resiste Ángelo, solo resiste.
No por ti, por Beatrice.
No puedes dejar que se la lleven.
Ni siquiera le has dicho lo que sientes.
—Vámonos. —Les exige esta vez ella. —Llévenme con Luciano.
Esos hombres deciden acatar esa voluntad, no antes de sentir que una bala me perfora el cuerpo.
Otra vez el dolor en el grito de Beatrice.
Tiran de ella aunque intenta acercarse a mi.
—No la toques.
Ni controlo mi voz.
—No la toquen, hijos de puta.
No me escuchan bien o deciden no hacerlo, probablemente lo segundo, pasan de largo tirando de ella hacia la puerta, logro moverme , pero vuelven a golpearme, esta vez en el rostro y tengo la última imagen de Beatrice antes de que desaparezca de mi vista.
No he podido protegerla.
Igual como no pude proteger a Selina , ni a Gabriella en su momento.
Las imágenes regresan que mi cabeza, al pasado, me imagino siendo Beau o Dante, en el preciso instante cuando ambos estuvieron a punto de perder a la mujer de sus vidas.
Ahora me siento en esa misma posición.
Pero esta vez resultas ser un peor.
Peor porque al menos ellos tuvieron la oportunidad de decirlo y yo no he podido hacerlo.
No he podido decirle lo que siento.
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Nacidos en la Mafia (#6 Hijos de la Mafia)
RomanceBeatrice Sorrentino tuvo razones suficientes para dejar la Mafia y aunque lo tenia todo, decidió escoger el camino correcto y así mismo hacer un trato con la policía. Un trato que la llevara a convertirse en el blanco principal de muchos de sus enem...