Destinados

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Colgó el teléfono con molestia y se lo guardó mientras seguía su camino de regreso a Karmaland. Había recibido un mensaje para una misión de Lobo Nocturno justo cuando estaba con Auron y Luzu, y tuvo que dejarlos solos para ir a la guarida de los lobos a recibirla. Y viajar hasta ahí le había tomado varias horas y luego el regreso igual, aunque estaba satisfecho porque tenía la misión y la podría hacer al dia siguiente sin problema. Pero el alcalde lo acaba de llamar para contarle que Auron se había ido solo al pueblo desde la mañana, y que no lo había ido a buscar por una situación que había surgido con la hermandad oscura. Sintió el enojo empezar a expandirse, pero trató de guardarlo por si Auron estaba en la casa cuando llegara.

Llegó a su mansión agotado y con unas ganas enormes de dormir el resto del día, pero ahora mismo tenía que ir al pueblo a buscar al travieso Omega que ni siquiera se había tomado la molestia en llamarlo. Buscó rastros de su olor en la casa con la esperanza que tal vez estuviera ahí pero no había nadie. Así que se cambió el traje y tomó un par de chuletas de la nevera para comer en el camino. Tomó un par de supresores de la maleta de Auron, no estaba seguro cómo funcionaban pero habían pasado horas desde que había tomado uno y la última vez eso fue un problema.

Llegó al pueblo sin la menor idea de donde buscar, pero entraría a cada local de Karmaland si era necesario para encontrarlo y llevárselo a casa. Era noche de luna roja y Auron nunca se había enfrentado a ningún monstruo, ni siquiera sabía si tenía alguna habilidad para luchar. Agudizó sus sentidos y se valió de sus orejas de lobo para ver si escuchaba la voz del Omega cerca.

-Es raro verte tan concentrado en algo Vegettita- la voz de Rubius le sobresaltó un poco, ni siquiera se había percatado de que el oso estaba cerca.

-Busco a alguien. ¿No estabas construyendo tu nueva casa?- Rubius asintió con la cabeza y le mostró una mochila repleta de materiales.

-Me quedé sin algunas cosas y me dio mucha pereza ir por ello a la mina así que me vine al pueblo a comprar. Por cierto, vi al chico ese nuevo en la biblioteca hace un rato, cuando buscaba un libro para aprender a hacer vías del tren; pero creo que no me vio porque leía un libro muy grande. ¿Sigue durmiendo en tu casa?, me pareció que olía mucho a ti- Vegetta se sintió aliviado al escuchar las palabras del oso, al menos ahora tenía un destino.

-Si, si, aún no ha construido nada así que está en mi casa. Justamente iba por él a la biblioteca, si quieres saber de vías de tren preguntale a Luzu. Nos vemos luego- Rubius solo movió la cabeza en señal de despedida y vio como Vegetta se iba corriendo rumbo a la biblioteca. Frunció el ceño, ahora que lo pensaba el chico nuevo le había causado una sensación extraña en el estómago y no estaba seguro del porqué. A duras penas le había hablado la otra vez y ese día ni siquiera habían intercambiado palabras. Pero Vegetta parecía muy interesado en él y apreciaba mucho al Alfa mayor como para atreverse a acercarse más al nuevo. Decidió no darle más vueltas al asunto y siguió su camino a casa.

Mientras tanto Vegetta había entrado a la biblioteca y había divisado a Auron sentado en una mesa con un enorme libro abierto frente a él, y una pila de otros más pequeños a un lado. ¿Había estado ahí todo el día acaso? Se le acercó hasta estar sobre él y no pudo evitar inclinarse para dejar un beso en su mejilla.

-Hola Vegetta, ¿terminaste tu compromiso?- le habló sin apartar la vista del libro.

-Así es, y esperaba que estuvieras con Luzu y no por aquí tú solo- su voz quería sonar tranquila pero a veces le era difícil controlar sus emociones. Los ojos cafés de Auron se dirigieron a él en ese momento, de pronto lo que había pasado en la casa de Luzu volvió a ocupar sus pensamientos. Sintió una punzada en el pecho al ver los hermosos ojos violetas pero decidió que no le diría nada aún.

Pure Breed - Omegaverse (Premios Karmaland 2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora