El Erebus

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Colgó el teléfono y lo dejó sobre una fina mesita de madera labrada, que estaba al lado de donde estaba sentado; en su mirada había un brillo nuevo, uno que se había intensificado al escuchar buenas noticias al fin. Al menos tenía un indicio, algo por donde partir, sonrió de medio lado al pensar en la situación.

Evocó las memorias de Auron, desde el momento en que lo conoció debió suponer que haría algo tan estúpido como huir. Estaba impreso en su mirada, tan desafiante y altanera, no era como los otros Omegas, sumisos y obedientes. Tal vez por eso se había interesado en él, eso y las maravillas que venían de su familia. No sólo era el dinero, era el estatus y el poder que obtendría cuando se casaran.

Se puso de pie y avanzó hasta una enorme ventana que daba hacia la entrada principal de la mansión, afuera estaba la hermosa madre de Auron, gritandole a los sirvientes por alguna cosa que habían hecho mal. El carácter de esa mujer era cada dia mas impredecible, desde la huida de su preciado hijo las cosas habían ido de mal en peor para ella; estaba perdiendo la cabeza y no dudaba que en cualquier momento decidiría retractarse y cancelar el compromiso.

Apretó las manos en puños, habían sido tantos años de trabajo arduo que había invertido en convencer al padre del chico; le daba rabia siquiera imaginar que serían desperdiciados sin remedio si el Omega no aparecía. No podía permitirlo.

-Señor, los tres guerreros están listos- una esbelta mujer de cabellos negros y ojos azules le veía desde el marco de la puerta. Había interrumpido sus pensamientos por completo.

-Bien, ve con ellos, saben qué deben hacer si lo encuentran. Cuidado con el mercenario, puede tener intenciones ocultas y no quiero arriesgar a Auron- la mujer asintió y salió con paso decidido, dejándolo solo de nuevo.

Llevó la vista al cielo esta vez, había llegado al extremo de ofrecerle una fuerte suma a un mercenario para que encontrara a Auron antes que la policía. Si lo hacía así, sus padres lo verían como un héroe y no habría dudas de que él era el indicado para su hijito especial. No habría vuelta atrás de cualquier modo, porque pensaba marcar al Omega en cuanto lo encontrara; probablemente eso causaría un poco de incomodidad en la familia, pero el simple hecho de traerlo se regreso debería ser suficiente para que lo perdonarán.

Metió la mano en su bolsillo y sacó un hermoso anillo de diamante, era el que estaba destinado a estar en el dedo de Auron para oficializar su compromiso. Lo apretó en el puño hasta hacerse daño, si no obtenía respuesta del mercenario o de su grupo de guerreros en unos días, él mismo saldría rumbo a ese pueblucho del que le habían hablado.

-Karmaland...- soltó en nombre del lugar en un suspiro y se alejó de la ventana. Salió de la habitación con pasos decididos, tenía que asegurarse de seguir teniendo el favor de los padres de Auron.

*****

Auron tenía el cartel con su foto en las manos y lo observaba con una expresión preocupada y desolada. Por supuesto que estaba esperando que sus padres emprendieran una búsqueda exhaustiva para dar con su paradero, pero no esperaba que llegara hasta la remota Karmaland. Levantó la mirada preocupada hacia sus dos Alfas, de pronto se sentía acorralado, si alguno de los sirvientes de su familia... o de ese Alfa, se enteraba de que estaba ahi, no tendria mas remedio que regresar con ellos. Sería marcado y encerrado para siempre.

-Nadie más ha visto ese cartel en este pueblo, sólo yo, investigue un poco acerca de los reportes de búsqueda que han llegado a los pueblos cercanos en las últimas semanas, pero no hay reportes en kilómetros a la redonda acerca de ti- Luzu tomó su mano para tratar de imprimir confianza en el asustado corazón del Omega.

-¿Cómo obtuviste ese cartel?- Vegetta levantó su mirada hacia el alcalde y le cuestionó serio.

-Llegó a mi correo, pero no creo que venga de una fuente oficial. Por la forma en que venía puede que alguien más lo haya dejado en mi casa, aunque eso quiere decir que esa persona sabe que hay una búsqueda y una recompensa- Auron arrugó el papel con odio y lo lanzó lejos de ellos mientras subía las piernas al sofá y escondía la cara entre ellas. Ambos Alfas se lanzaron una mirada preocupada, las cosas se les habían complicado muy rápido.

Pure Breed - Omegaverse (Premios Karmaland 2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora