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Fargan patrullaba la ciudad con pereza, había escuchado rumores acerca de un atentado contra el ayuntamiento y Luzu le había mandado a investigar. Aunque le había parecido extraño que hubiesen amenazas sin que la hermandad oscura estuviese involucrada, por lo general eran ellos quienes planeaban esas cosas y luego solo plantaban evidencia para apaciguar las aguas. Si lo pensaba bien, solo había una persona capaz de amenazar al ayuntamiento y tener el mismo impacto que la hermandad, pero esa persona llevaba meses fuera del pueblo hasta donde tenia entendido. Esperaba que sus instintos estuviesen equivocados y que ese psicópata no hubiese regresado a Karmaland.

Dirigió sus pasos con la intención de ir a consultar a la mujer encargada de la posada si alguien había pedido un cuarto recientemente, cuando divisó al nuevo habitante del pueblo entrando a la biblioteca con rapidez.

Frunció el entrecejo, la última vez que lo había visto fue el día que llegó al pueblo; y ese día se había ido a casa de Vegetta. Sonrió de medio lado, si sus cálculos eran correctos, habían pasado 4 días desde entonces. ¿Acaso habían estado encerrados desde entonces? Vaya, eso sí que era extraño, ¿que podrían haber estado haciendo todo ese tiempo ahí solos? Esperó un momento antes de seguir a Auron dentro de la biblioteca, no quería que pareciera que lo estaba vigilando, aunque si lo hacía. Al entrar lo buscó por un momento con la mirada pero no lo vio en los escritorios del frente, así que se adentro un poco más hasta que al fin lo encontró sentado en una mesa al fondo, con el rostro entre las mano. Decidió observarlo por un rato, así nada más por puro impulso, había algo que le llamaba mucho la atención de ese chico y quería averiguar lo que fuera de él; tomó un libro cualquiera de una de las estanterías y ocultó parte de su rostro detrás, sin dejar de espiar.

De pronto lo vio ponerse de pie y tomar un enorme libro, su vista privilegiada se fijó en el título y eso lo hizo parpadear extrañado. Vaya que era una lectura peculiar, agudizó sus sentidos e intentó captar algún tipo de olor que delatara algo más del chico, pero por el momento no había ningún rastro concreto más que el olor a chocolate y canela de Vegetta. Y estaba consciente que eso solo podía significar una de dos cosas, que el olor se le hubiese impregnado al estar tanto tiempo en la mansión del Alfa o...

-Interesante- sonrió y siguió observando todos los movimientos del joven, deseaba poder acercarse para olerlo más de cerca y comprobar que tan impregnado estaba con el olor del otro Alfa; pero no quería asustarlo, ya lo había hecho el día que llegó. Sonrió aún más ampliamente, ese día habia sido toda una experiencia, si Vegetta no hubiese llegado a interrumpir estaba seguro que habría logrado descubrir más cosas interesantes.

Hacía mucho tiempo que no venían Betas al pueblo, con lo de la hermandad oscura y el hecho de que tenían a un psicópata como visitante frecuente, no era de extrañarse que no quisieran llegar a vivir ahí. Aunque tenía la ligera sospecha de que Auron no era un Beta, algo en la forma en que se movía y hablaba se lo decía; además esa figura tan fina que tenía era más parecida a la de un Omega. Y si era así, parecía que Vegetta ya lo había reclamado como suyo. Ahora, ¿por qué estaba leyendo un libro acerca de los de casta pura? Casi no quedaban familias completamente puras en el mundo entero, y mucho menos había Omegas de casta pura, los pocos que quedaban eran niños ricos que vivían refugiados en sus enormes mansiones y estaban marcados por Alfas engreídos. Recordaba haber oído en algún lado, antes de llegar a Karmaland, que esos Omegas eran muy valiosos y tenían habilidades especiales; eran casi mágicos.

Ahora estaba más interesado que nunca, tener un Omega así debía ser toda una experiencia. Estaba seguro que debían oler delicioso y más fino que cualquiera que hubiese olido nunca, aunque el simple hecho de tener un lazo era ya de por sí bastante tentador.

No supo cuánto tiempo se quedó ahí, pero era muy relajante ver como Auron iba y venía entre los estantes de libros. Tardó en darse cuenta de que ya era tarde, no fue sino hasta que sintió el suave aroma a lluvia del exterior y se animó a ver por la ventana, que se dio cuenta que en breve oscurecería. Se regañó internamente, tan entretenido había estado que no había investigado nada, lo mejor era irse y fingir demencia. Estaba a punto de ponerse en pie cuando el sonido de la puerta abriéndose con brusquedad le hizo sobresaltarse y vio a Vegetta entrar con cara de pocos amigos y con su aroma un poco alterado, supuso que buscaba a Auron y lo confirmó cuando vio como llegaba a su lado y le besaba la mejilla.

Pure Breed - Omegaverse (Premios Karmaland 2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora