Pure Breed - Omegaverse (Premios Karmaland 2020)

Llamado

La amplia mansión de Vegetta se extendía frente a sus ojos en todo su esplendor, sus planes lo habían llevado a estar frente a la muralla de piedra, esperando que su contacto le avisara que los dos Alfas más poderosos de Karmaland no regresarían repentinamente a interrumpirlo. No estaba entre sus planes tener que enfrentarse a ellos, y no es que fueran más fuertes que él, pero lo superaban en número, y eso ya era una desventaja.

Aspiró el ambiente al percibir un ligero olor a vainilla colándose por los enormes muros, era el mismo aroma que había percibido en el Omega que había visto con Rubius. Eso le aliviaba, su contacto había hecho una buena investigación; gracias a ella había averiguado muchas cosas interesantes. Al parecer Luzu era demasiado confiado con sus empleados y Lana había encontrado el cartel con la cara de Auron entre el correo que se encargaba de recoger.

Al menos ahora sabía que la hermandad oscura no tenía intención de unirse a él, aunque agradecía haber regresado a Karmaland, de no haberlo hecho no hubiese dado con el paradero de ese Omega tan pronto. Aunque ahora que estaba tan cerca de tenerlo entre sus garras, se empezaba a preguntar si la recompensa por el chico valía más que el potencial negocio que podía hacer con él. Aunque si de algo estaba seguro, es que iba a jugar un poco con él antes de decidir nada.

Afianzó el agarré sobre el arco en su mano, sabía que Rubius estaba ahí dentro y tendría que luchar con él para poder llevarse a Auron. A decir verdad era algo que le causaba cierta satisfacción, estaba seguro que podría derrotar al Híbrido, y entonces haría que Mangel comprendiera como eran las cosas; estaba seguro que a los Omegas les gustaba ver a sus Alfas vencer a los rivales amorosos. Dejó salir una risita tétrica mientras se apoyaba contra la pared de la muralla. Y tan ensimismado estaba en sus propias fantasías, que cuando el llamado de Auron llegó a sus oídos, su cuerpo reaccionó antes que él.

Sus enormes colmillos hicieron su aparición primero, luego sintió como su olfato, vista y oído se agudizaban. Y entonces llegó a él aquel sentimiento que conocía muy bien, el que le hacía querer correr hacia la persona que había realizado el llamado y protegerlo de todo lo malo. Sin embargo, ese sonido no había sido proferido por su marca, sino por el Omega al que tenía intención de secuestrar.

Se llevó una mano a la frente y trató de controlarse, su bestia interna aullaba sin control en lo más hondo de su cabeza y le exigía abrir un boquete en la muralla frente a él. Su instinto Alfa quería que encontrara a Auron y lo salvara de cualquier peligro que lo acechara, mientras su parte racional se daba cuenta que lo que le pasaba carecía de sentido.

"Lolito, puedes proceder"

La voz de Lana lo hizo regresar a la realidad, aunque por un momento vio el radio en su mano con una expresión confundida. Comprendió entonces que sería incapaz de llevar a cabo el plan del secuestro, así que acercó el radio a su boca y habló.

-Se cancela el plan, deja que regresen. Diles que se apresuren porque hay alguien haciéndole daño al Omega- cortó la comunicación sin importarle los problemas que le estaba causando a Lana con esa simple frase.

Lanzó el radio a un lado y empezó a alejarse de la fortaleza de Vegetta, cosa que requirió toda su fuerza de voluntad. Pero no era tan estúpido como para colarse y buscar a Auron, porque había detectado las feromonas cargadas de furia que emanaban de Fargan y Rubius. Había una tercera fragancia cerca, pero era una que no logró reconocer, debía ser la persona que había provocado el problema.

No quería indagar más, quería alejarse de ahí para dejar de sentir el aroma a vainilla tintado con el más profundo terror. Ese aroma lo perturbaba aún más que el repentino llamado que había escuchado antes, en ese momento lo mejor era ir con Mangel y llenarse de él. Creía firmemente que si tenía las feromonas de su Omega cerca podría dejar de preocuparse. Tenía que ser una equivocación, que ese repentino llamado lo hubiese hecho reaccionar no tenía ningún sentido.