Híbridos

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-¿Quién era ese Omega con Rubius?- Lolito había llevado a Mangel a una vivienda en ruinas que estaba cerca del mar y lo tenía sentado sobre un polvoriento sofá mientras lo interrogaba. El Omega temblaba ligeramente, se odiaba a sí mismo por haber insistido en ir a ver al oso; debió haber ido a la cita con el doctor por sus pastillas sin pensar en nada más. 

-No lo sé, no logré hablar nada relevante con él porque estaba muy agresivo y extraño. Pero noté que estaba plagado de ese olor a vainilla- el Alfa se sentó a su lado pensativo, luego de que se le había bajado un poco la furia de ver a su Omega con Rubius, se había puesto a analizar el peculiar aroma del chico con la máscara. Era fino y tranquilizador, ya había olido algo similar antes pero no recordaba donde. 

-¿Por qué estabas con él?- Mangel apretó las manos contra sus rodillas, no quería responder a esa pregunta. 

-Yo...no lo sé...creo que una parte de mi aún se siente mal por como terminaron las cosas entre nosotros. Y lo vi esta mañana en el pueblo cuando fui por el desayuno, iba tan triste y pensativo. No puedo evitar pensar que es mi culpa- era verdad lo que le decía, aunque había omitido el hecho de que el día anterior se escabulló a verlo y eso podría haber provocado el estado de ánimo de Rubius. 

-No quiero verte cerca de él, ya sabes que estamos aquí porque tengo que completar una búsqueda. Con ese dinero nos podremos ir lejos y no tendré que trabajar más, podremos tener una linda familia entonces. ¿Qué acaso eso no te gustaría?- Mangel asintió a duras penas, era la misma promesa de siempre; con ideas que parecían perfectas y que al final terminaban siendo mentiras. Porque Lolito amaba hacer esos trabajos sucios, y no lo dejaría tan fácilmente. 

-Aún debo ir al doctor, prometo que no me acercaré más a ninguno de ellos. Sólo quiero hacer el chequeo- quería huir de su Alfa, ir por sus pastillas y regresar al hotel. Se había dado cuenta que ese no era el Karmaland que recordaba y amaba tanto. Además, ese Omega con Rubius había causado una extraña sensación de celos en su pecho, algo no había pasado nunca antes. 

-Yo iré contigo, quiero preguntarle a ese doctor tuyo que podemos hacer para tener mis cachorros de una vez por todas- Mangel tembló ligeramente ante las palabras de Lolito, si él iba entonces el doctor no podría darle las pastillas y estaba a punto de agotar todas sus reservas.

-Si quieres...es un poco tedioso esperar y eso…- el Alfa le lanzó una mirada de advertencia que lo hizo callar, parece que todos los planes de ese día se habían ido por el caño. Y lo que es más, ahora Lolito no se alejaría de él con tanta facilidad. 

-Vamos- se puso en pie de un saltó y tomó la mano que le ofrecían, regresar a Karmaland estaba resultando un completo desastre.

*****

Rubius se removió para acomodarse, y grande fue su sorpresa al sentir como perdía el equilibrio y caía de cara sobre la alfombra de su sala. Dejó salir un quejido de dolor y cuando se incorporó se encontró con el preocupado rostro de Auron frente a él. 

-¿Estás bien?- el oso asintió con la cabeza mientras se llevaba una mano a la frente para comprobar que estaba bien. Y en ese momento recordó lo que había sucedido con Mangel y Lolito. Se dió cuenta entonces que no había imaginado las manos de Auron acariciándole y como su aroma le calmó hasta hacerlo dormir. 

-Creo no estoy acostumbrado a despertar en el sofá- el Omega sonrió y le tendió la mano para que se levantara. 

-Te quedaste dormido hace un rato, y te veías tan pacífico que no quise despertarte. Mientras dormías fuí a la parte de atrás de tu casa a explorar un poco y encontré muchas hadas. Me regalaron unos polvos extraños- le mostró un botecito que contenía un polvo rosa brillante. 

Pure Breed - Omegaverse (Premios Karmaland 2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora