Los años han pasado, Emily se ha distanciado de los hermanos Morgan pero aún sigue viendo a su mejor amiga Grace.
No podrá esconderse para siempre, todo ha cambiado, pero el amor no.
¿Que pasará ahora?
¿Aceptará lo que es más que evidente?
¿Regresa...
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Estoy tratando de no quemarme con la bandeja del horno.
Definitivamente no sirvo para esto, vivir sola todos los años de universidad me ha llevado a ser independiente.
Me gusta, aprendí muchas cosas que no sabía por vivir siempre con personas que me resolvían todo, hasta los problemas más pequeños de la casa.
Como por ejemplo cambiar un foco fundido, la parte que más me gustó fue decorar de la manera que más me gustaba.
Durante estos años hice amigos en la universidad, sin dejar de lado a Grace, Petter y Samantha.
Sami es doctora, gineco-obstreta para ser precisos.
Se preguntarán que pasó con la parejita.
Les cuento
Petter y Grace atravesaron por muchos problemas, digamos que como cualquier pareja.
Terminaron un par de veces, ¿Peleas? hubieron miles pero su amor fue más fuerte.
Con el genio que tienen ambos no lo dudo pero lo supieron manejar.
Ellos son mi esperanza de que el amor si existe, ¿A que no son una monada?
Y lo más importante, se van a casar.
Grace trabaja conmigo en la empresa de nuestros padres, así que somos colegas, está tan emocionada por su boda.
Yo también, y como no estarlo si mis mejores amigos van a jurarse amor eterno pero hay algo que no me deja tranquila.
Voy a ver a Harry
Digamos que la última vez que lo vi fue en la cabaña, después de todos esos problemas y altibajos.
Lo más sano fue alejarme de él.
Saber que voy a verlo me tiene con los nervios de punta.
Fueron casi seis años sin sus besos, caricias, bromas, ocurrencias, sin su voz, sin absolutamente nada de él.
Según yo me acostumbré a no verle.
Pero ahora, me han entrado unos nervios que no se imaginan, mi consumo de azúcar se ha elevado.
Lo único que sabía es que siguió estudiando en Inglaterra, y se quedó en la sede de allí.
Matt por su parte se fue a España, lo que hizo que tía Clara viviera nuevamente el alejarse de sus hijos, Grace no podía vivir sin su familia y sin Petter así que ella lucho para que no la mandasen a una de esas sedes.
Cojo una de mis galletas que acaban de salir recién horneadas y la llevo a mi boca degustando el sabor.
Mi celular suena indicándome que tengo una llamada entrante.
—Hola nena— contesta Grace del otro lado.
—Hola, ¿A que se debe tu interrupción de comerme mis galletas?—le digo riendo.