LXX

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Harper suspiró nerviosa y miró sus manos sudadas, tocó el timbre de la puerta frente a ella y esperó a que alguien abriera.
Segundos después -los que aparecieron eternos para ella- la puerta se abrió y Anne se quedó estática al ver a la castaña frente a ella.

—Harper
—Hola Anne.

Ninguna sabía qué decir.

—Yo... —comenzo Harper— vine a despedirme.
—¿Qué? ¿A dónde vas?
—No puedo decirlo.
—Pero... ¿May y Peter lo saben?
—No, aún no.
—Y... ¿Que harás? ¿Por qué?
—Las cosas se complicaron, y tengo que irme.

Anne suspiró.
No podía creer lo que Harper acababa de decirle. ¿A dónde iría y cuáles serían las razones?

—Pero —siguió Harper— quise despedirme... Y agradecerte por protegerme. Sé que sólo tenías que mantenerla a salvo y eso hiciste, y... Sólo quiero decir que no tuviste la culpa de nada, y si hubiera entendido todo esto de otra forma... Me hubiera quedado.

Anne sonrío.

—No tienes porque disculparte. La culpa la tuve yo. debí haberte explicado las cosas, y me alegra que estemos bien... Ahora dime si ese moretón te lo hizo Steve o Tony.

Harper frunció el ceño.

—¿Cómo lo sabes?
—Hay cosas que aún no sabes de mí.

Harper asintió.
Al menos ahora las cosas entre ella y Anne habían quedado bien, pero le faltaba una cosa por hacer.

—¿Segura de que estarás bien? —Steve bajó del auto acompañando a Harper al edificio de enfrente— puedo quedarme y

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—¿Segura de que estarás bien? —Steve bajó del auto acompañando a Harper al edificio de enfrente— puedo quedarme y...
—No, tranquilo. No es como si fuéramos a pelear.

Steve asintió aunque sintió un golpe al corazón. Él sabía que Harper y el chico eran más que amigos, y ahora tenían que decirse adiós. Si tan sólo las cosas hubieran sido diferentes, no tendrían que huir.

—Es aquí, creo que subiré y... —pero antes de terminar lo que iba a decir fue interrumpida.
—¿Harper?

Frente a ella estaba Peter con su mochila en el hombro, al parecer acababa de salir de clases.

—Peter —él corrió hacia su novia y tan pronto como la tuvo en sus brazos, la besó. La besó como si no la hubiera tenido en 100 años, la besó como si hubiera estado miles de kilómetros lejos de ella, la besó como si fuera a besarla por última vez.

Aunque en realidad, iba a ser así.

—¿Dónde estabas? ¿Qué... Qué te pasó? ¿Cómo...
—Tranquilo —Harper acarició su mejilla con ternura— estoy bien.
—¿Dónde estabas?
—Estuve... algo ocupada —ella miró de reojo a Steve, quien estaba recargado en un muro algo lejos de ambos chicos con una gorra y lentes oscuros.
—Pero donde estuviste, es decir, no te vi en el aeropuerto cuando todo acabó ni en el hotel. Ni siquiera en el Yet.

VIXEN; SPIDERMAN VOL.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora