-Los problemas-

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Estaba muriendo de vergüenza, tenía a un súper bombón ahí, delante suyo poniéndose unos guantes de látex y mascarilla, le había pedido sacarse toda la ropa y cambiarse por una bata azul de hospital.
Mientras el doctor muerte preparaba los utensilios Horacio mandó un mensaje a Gustabo avisando que tardaría un poco más ya que debían hacerle una revisión.
-Suba a la camilla-.
-Vale-.
-Voy a realizar una revisión y a extraer un par de muestras para poder determinar el supresore que mejor le vendrá ¿Bien?-.
Asistió y se subió a la camilla, ya había pasado anteriormente por revisiones así que se colocó sobre sus rodillas y manos, su cara quemaba de la vergüenza, estaba tan nervioso que hizo lo que siempre hace en esos momentos, soltar una gilipollez.
-Ufff doctor esto... se ve muy comprometedor ¿No lo creer?-.
El alfa rio ligeramente mientras tomaba el bote de lubricante médico y lo esparcía por sus dedos.
-Es la manera correcta de revisar a un omega varón, a la omega a se les acomoda boca arriba y con los pies el los estribos de las camillas especiales-.
-Y... ¿atiende a muchos omegas?-.
-Solo cuando el resto del equipo médico de esta planta está ocupado o fuera de servicio, normalmente atiendo a general, pero no se preocupe Horacio, estoy certificado también para el tratamiento omega-.
-Vale ¿duele?-.
-Puede que un poco al inicio primero se debe dilatar la entrada, así la intromisión de los instrumentos es menos dolorosa-.
-Okay-.
-Voy a proceder ¿bien?-.
-Si, con cuidado doctor-.
En cuanto termino de revisarle se puso en pie rápidamente y corrió al baño, se vistió temblando y jadeando.
La revisión le había calentado bastante, tanto que de alguna manera su celo se había adelantado.
Ahora estaba atrincherado en el baño mientras el doctor fuera intentaba calmarlo para que saliera.
-Horacio está bien, relájate, respira-.
-N...no voy a salir-.
-Esta bien, tomate tu tiempo, pero cálmate, si te relajas puedo darte algún medicamento para controlarlo-.
-Bien...-.
Inspiró y exhaló hasta que sus piernas dejaron de temblar.
-¿Mejor?¿Puedo pasar ya?-.
-S...si-.
La puerta se abrió mostrando al doctor muerte con su pañuelo de calavera cubriendo su boca y nariz, en su mano estaba una jeringa.
-¿Va a pincharme?-.
-Te ayudara con los síntomas-.
-V...vale-.
-Te cargaré a la camilla ¿Está bien Horacio?-.
-Si doc..tor-.
Le alzó en brazos y lo deposito en la camilla con cuidado.
-¿Tiene que pincharme en el culo?-.
-Este tipo de inyección si va ahí-.
-Vale... pero me avisa-.
Le retiró los jeans y bajo la ropa interior del omega haciéndole notar lo húmedo que estaba, había producido bastante lubricante en cuestión de minutos, cosa que llamó la atención del doctor.
-Va, 1... 2... -.
Pincho, a lo que Horacio se quejó/gimió.
-Ya esta, quédese recostado un momento-.
Desechó la jeringa y rebuscó en uno de los cajones.
-Creo que ya estoy bien-.
-Muy bien Horacio, ahora, antes de que lo olvide, voy a necesitar muestras de tu lubricación, puedes aprovechar este celo para tomar las muestras-.

¡Si, superintendente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora