-Gay panic-

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Tomó la perilla y antes de girarla se quedó quieto, pensando, poco a poco sus sistemas comenzaban a funcionar, enumerando la situación en una lista.
Primero, acababa de levantarse después de una noche revuelta por su celo.
Segundo, seguía en celo y probablemente apestaba a frutos rojos muy dulces.
Tercero, le acababan de tocar la puerta y estaban esperando a que abriese.
Cuarto, no sabía quien estaba tras la puerta.
Gustabo no era, hubiese abierto con su llave, así que era alguien más, lo que no que sentaba muy bien.
Fuese quien fuese no podía abrir la puerta así, nadie debía saber que era omega.
No podía fingir que ni había nadie, ya había contestado.
Joder ¿Y ahora que mierda podía hacer?
Los golpes en la puerta le hicieron volver.
-¿Quien es?-.
-Soy el comisario Volkov, Horacio-.
Pánico.
Era como si todas sus alarmas se hubiese activado.
-Emmm... comisario, volkov, dígame en que ¿en que puedo ayudarle?-.
Se alejó de la puerta lentamente mientras buscaba con la mirada algo que pudiese darle una idea de que hacer.
-Me informó Gustabo que se encontraba enfermo, y hace unos minutos me topé con en recepción a un doctor que venía a hacerle una entrega, medicamentos, le ofrecí traérselos ya que... me... me había dejado algo en casa y... ¿Puede abrir la puerta? Es un poco maleducado el tener que hablar solo en medio del pasillo-.
Mordió su labio a la vez que miraba a todos lados.
-S...si, deme un segundo-.
-Claro-.
Salió disparado a su habitación, tomó lo primero que encontró de ropa y revolvió todo en los muebles hasta encontrar la colonia alfa.
Se colocó una cantidad exagerada y se miró al espejo, se veía como la mierda, un completo desastre, pero era todo lo que podía hacer por el momento.
Corrió a la puerta y abrió, topándose al comisario con una bolsa de papel en las manos y el ceño fruncido.
-Perdona...-.
-Horacio se ve fatal, está en la mierda-.
Se quedó sin palabras y solo bajo la mirada al suelo, no era bonito escuchar eso de parte del amor de tu vida.
-Ya, gracias por ...-.
Estiró la mano para tomar la bolsa.
-Perdón por las molestias, comisarió-.
Se quedó esperando que el ruso le entregara la bolsa.
Volkov por su lado estaba confuso, había algo raro en Horacio, más de lo usual, se veían diferente, no solo en lo físico, su comportamiento e incluso aroma, olisqueó un poco tratando de ser discreto, siendo golpeado por un aroma muy fuerte a menta, frunció el ceño, algo en verdad no estaba bien.
Estiró su mano para tocar la frente del pelirrojo, quien pegó un salto hacia atrás evitándolo.
-¿Horacio?-.
-Yo, solo.... mmmm me puede dar la bolsa, es que me tengo que tomar las...-.
-¿Pero usted está bien?-.
-Si, si, solo, es... una infección de la... del ¿estómago?¿garganta?-.
-Pero... ¿Estómago o garganta?-.
-Los ¿Los dos?-.
Rodo los ojos y entregó la bolsa, al fin y al cabo no era su puto tema lo que el otro hiciera.
-Pues mejórese, espero verle dentro de poco en servicio-.
-Si-.
Cerro lo puerta con fuerza y prisa y se dejó caer contra la puerta.
Causando un gran ruido, que el alfa al otro lado escucho, contuvo la risa.
-¿Horacio?-.
Se retiró algo descolocado por la situación y con la cabeza dándole vueltas a lo que había visto en Horacio caminó hacia la comisaría.

Cuando creyó que el comisario se había ido, se puso en pie y caminó a la cocina mientras se quitaba el abrigo y recuperaba su ritmo cardiaco.
Saco las cosas de la bolsa, empezó con los botes de medicamento, había dos botes idénticos, un papel con instrucciones y una bolsita más, al abrirla saco una galleta, un nota adhesiva donde solo se veía un dibujo de una calavera sonriente algo tierna.
Miró la nota de instrucciones para el medicamento mientras daba una mordida a su galleta.
Abrió el bote y saco un par de pastillas, eran azules y rosas pastel.
El sonido de su móvil le hizo parar con la inspección de las pastillas.
Abrió el mensaje que acababa de aparecer en su pantalla.

"Hola Horacio, soy el doctor muerte 💀"

"Hola, doctor..."

"Quería comprobar que le entregaron su medicamento, trate de llevárselo personalmente, pero un alfa dijo que vivía al lado suyo"
"Dijo que el se lo entregaría y no me dejó más opción que darle las cosas"

"¿Volkov?"

"Si, un comisario o algo así"

"Oh... si, ya me entrego las cosas"
"Gracias por la galleta :)"

"Quería darte algo para alegrarte un poco"
"¿Cómo llevas tu celo"
"¿Has entendido la receta?"

"Pues ha sido una mierda... :("

"¿Por que? ¿Pasó algo?"
"Si quieres puedo llamarte para que me cuentes, y ver cómo ayudarte, bonito"

"Vale... 😳"

Aviso, por mi salud mental mi niño Horacio está vivo y bien; el domingo 16 de agosto no existe para mi.

¡Si, superintendente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora