¡Si, superintendente!

-Diego-

-Venga, vamos a ver a los mariconettis estos-.
Aparcaron frente al hospital y preguntaron a señorita de recepción sobre la ubicación de los agentes recientemente ingresados, la siguieron hasta la habitación donde el menor sentado en la cama platicaba con el agente.
-Señoritas-.
-Superintendente-.
-Las próxima vez, cuida tu cobertura. Greco, ven conmigo, Gustabo espera ahí-.
-Vale, superindigente-.
-Pero ¿Como puedes decirle así sin que te?-.
Gustabo miró como Diego tenía una mueca de sorpresa a la vez que hacia el ademán de golpear con una porra.
-Nah el abuelo ya está acostumbrado-.
-Joder...-.
-¿Como va es brazo-.
-Todo bien, le dije a Greco que no hace falta que me quede más tiempo, pero insiste en que debo reposar-.
-Y tiene razón, podría abrirse-.
-Ya, pero Greco está exagerando un poquito-.
-¿Por?-.
-El... no quería que me moviera para nada, me cargo desde del zeta hasta la camilla, y... no me dejo solo en ningún momento-.
-Como tu perrito guardián-.
-Si...-.
Ambos rieron.

Una vez fuera encaró al agente.
-Vamos a ver capullo, tú vas a centrarte en mantener a ese alumno seguro, es tu puta responsabilidad y me importa un cojon y medio si os habéis peleado o si prefieres irte por ahí a tu bola, eres agente y tu deber es ese alumno-
-Si, superintendente-.
-Te vas a quedar con el y le proteges con tu puta vida ¿Entendido? Mariconetti-.
-10-4-.
-Bien, Gustabo García es mi responsabilidad, yo me encargo de él, así que no te metas-.
-Claro superintendente-.
-Bien, avisa de tu 10-10, te vas a quedar con Diego hasta que salga del hospital-.
-10-4 ese era mi plan desde un inicio-.
-Bien-.
Abrió la puerta de la habitación interrumpiendo la conversación de los alumnos.