Ese día ambos se levantaron motivado, sabían que primero debían arreglarse para las opos y no se referían a la ropa, si bien ambos no aparentaban su rango, si que había maneras de identificarles como omegas y si quería tener mínimo derecho a preguntar por los requisitos para las opos debían ocultarlos bien; los abrigos grandes disimilaba su figura y les aportaba tamaño, haciéndoles parecer más al típico alfa grandote y musculoso.
Lo más complicado era el tema del olor, ambos contaban con un olor dulce pero no en exceso, de la gama de esencias que conocían aceptaba orgullosamente que eran los que menos por culo daban, ya que conocían a personas que empalagaban nada más entrar a la habitación; chicle, azúcar, chuches y ciertas flores eran algunas de las fragancias omega más comunes y más potentes, agradecían su olor a tarta de limon y batido de frutos rojos, estos al ser más suaves y frescos eran más sencillos de ocultar, solo hizo falta una pastilla para bloquear las hormonas y una rociada de colonia alfa, ahora Horacio olía a menta, mientras que Gustabo tenía esencia de yerbabuena.
Estaban listos para ir a comisaría para preguntar sobre las vacantes cuando la sirena los hizo parar y orillarse.
Ahora si que iban a comisaría, pero desde la parte de atrás de un patrulla, mierda.
-Te dije que bajarás la velocidad Horacio-.
-Mira el lado bueno, vamos a comisaría, como dijimos-.
-Pero no me refería a esto Horacio-.
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¡Si, superintendente!
Fiksi PenggemarLos santos; la ciudad más problemática del país. -Esta puta ciudad está en pie por nosotros ¿tú crees? Mariconetti que tienes los cojones para ser madero-. -Pues claro que la tenemos-. -Eso ya lo veremos muñecas-. ¿Que probabilidad hay de que ellos...