-Modales de muerte-

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Subió al auto negro con algo de timidez.
-¿Puedes marcar tu casa en el GPS?-.
-Mmm...claro-.
Marcó el complejo de apartamentos.
-Vale-.
Salió del parking del hospital y condujo rumbo a casa de Horacio.
-¿Como se siente?-.
-Estoy... mejor, gracias-.
-No hay de que-.
-¿Cuando tendrá los exámenes?-.
-Puede que mañana-.
Se volvieron a quedar en silencio a lo que Horacio encendió la radio y sintonizó la emisora que ponía temazos, movía la cabeza al ritmo de la canción.
-¡Wooh! Temazo...-.
Empezó a cantar la letra de la canción en voz alta mientras movía los brazos al compás, noto la mirada del doctor muerte sobre el, ya esperaba alguna burla o regaño, pero... empezó a cantar con el, dando ligeros golpes al volante siguiendo el ritmo de la batería.
Hicieron eso durante todo el camino hasta el departamento del omega, una vez ahí detuvo el auto y bajo a abrirle la puerta a Horacio.
-Mmm... gusta pasar o esperará aquí a que le traiga la muestra...-.
-Descuidé Horacio, le espero aquí para que esté más cómodo en lo que...-.
-V...vale-.
Corrió hacia la entrada del edificio con las mejillas extremadamente rojas.
Llamó al elevador y marcó el piso donde vivía, rezaba por que nadie más subiera al elevador a la vez que apretaba contra su pecho la bolsa de papel que contenía los frascos para las muestras y lo que para el era un artefacto médico extraño que le ayudaría obtener las muestras; aunque vamos para Horacio eso era un puto dildo hueco,con una esponja en la punta y un frasco en la base.
El doctor muerte le había explicado que de esa manera era más sencillo y limpio el proceso de recolección de lubricante natural, eso se lo ganaba por no haber pensado en obtener su historial médico antes de huir de casa de sus padres con Gustabo.
Recordar a Gustabo le hizo sacar el móvil y revisar si su mensaje había sido recibido, la respuesta fue un ok y por debajo del nombre del contacto se mostraba un escribiendo...
El elevador hizo el sonido característico y las puertas se abrieron, dejó el móvil y alzó la vista sintiendo como su alma salía corriendo lejos y como su corazón se detenía.
-Horacio-.
-Emmm...-.
Se negaba en rotundo, salió corriendo del elevador huyendo del comisarío volkov, corrió como desquiciado hasta las escaleras de emergencia e hizo lo que nunca, las subió todas hasta su piso, donde con prisa abrió su puerta, entró y cerró con un portazo para luego apoyarse contra esta.
Sabía que tendría que explicar su comportamiento luego, pero eso era problema del Horacio del futuro, el Horacio presente ya tenía bastante sabiendo que aún tenía que sacar las muestras para el doctor muerte...
Miró la bolsa entre sus manos y volvió a sonrojarse mientras se quitaba el saco y los zapatos.
"Venga Horacio, los problemas nos los comemos"
Se adentró en su habitación retirándose la camisa y el cinturón.

Aunque tenía ganas de seguir a Horacio, tenía cosas más urgentes que hacer, ya le preguntaría el porqué la prisa.
Salió del edificio, notando el auto estacionado en la entrada de este, se acercó para revisar si había alguien o si tendría que poner una multa al coche.
-¿Necesita algo?-.
-Buenas agente-.
-¿Que hace aquí doctor?-.
-Traje a un paciente y espero por el para que me entregue unas muestras que necesito-.
-Mmm... vale, le dejo-.
-Buen servicio-.
A pesar de haberse despedido, el comisario se quedó un par de segundos más, inhalando el aroma dulce que había en el auto.
-¿Comisario?-.
Pareció despertar de su transe y sin más palabras se dio la vuelta, camino a su auto para ir a comisaría.

🔞-

Gemía sin algún pudor mientras el objeto de plástico golpeaba su punto, aumentaba la velocidad de penetracion mientras repasaba la imagen del comisario que lo tenía loco, trataba de encontrar una imagen mental que le hiciera llegar, decepcionándose en el proceso al notar que nunca habían tenido un acercamiento realmente.
Hasta que a su cabeza llegó el recordatorio del doctor que le esperaba abajo, ese doctor que con solo tocarle un poco había disparado su celo.
Separó un poco más sus piernas a la vez que movía más rápido el objeto, de reojo noto como el frasco de la base estaba casi lleno, jadeante y algo ansioso alcanzó otro de los frascos y usando toda su concentración desenroscó el recipiente lleno cambiándolo por uno nuevo.
Se lanzó a la cama con el pecho contra el colchón y el culo alzado, metiendo rápidamente el "dildo" y siguiendo con el proceso, esta vez con el Doctor muerte en su cabeza, lo bien que se había sentido sus manos, el hecho de que era jodidamente sexy, con ese tono de voz coquero y esos ojos claros que lo habían estudiando entero, lo que más le ponía era el hecho de que cabía la posibilidades que el alfa estuviera abajo, pensando en lo que el estaba haciendo en ese momento el mismo le había dicho que esa era la manera correcta de obtener el lubricante de un omega, esa idea hacía que más corrientes eléctricas del recorrieran, así que aferrándose a  esa idea del alfa siendo no solo consciente de que estaba ahí masturbarndose sino también de que estaba esperándole.
Se corrió con eso y la imagen del guapo alfa, susurrando contra la almohada su nombre.
Intentaba recuperarse cuando cayó en cuenta de que aún tenía que bajar a entregarle los frascos para el análisis.
Se puso en pie rápidamente, temblando aún por su reciente orgasmo, se vistió a la carrera y tomó los dos frascos.
Bajo por las escaleras, para evitarse problemas como el anterior, suspiro de alivio cundo noto que el auto seguía ahí, corrido hacia este, por un segundo creyó que el hombre se habría cansado de esperarle y se había largado.
Cuando estuvo a un par de metros del auto se cohibió, tenía demasiada vergüenza de entregarle los dos frascos de líquido.
Aún así seguía caminado hacia donde esté a paso lento, noto que el alfa dentro del carro movía la cabeza a un ritmo que no podía escuchar aún.
Golpeó el cristal haciendo que el doctor le notara, espero a que bajara el vidrio, pero este abrió la puerta saliendo y poniéndose frente suyo.
-L...le entregó las...-.
No fue capaz de terminar la frase, estaba muy avergonzado.
Claudio tomó la bolsa de papel donde estaban las muestras y trato de abrirla, cosa que Horacio evitó, tomado sus manos.
-Esta bien Horacio, las mandaré a laboratorio para que entre hoy en la noche y mañana temprano las analicen y tenga los resultados.
El omega asintió tímido, causando gracia al doctor, los omega varones siempre eran más tímidos en temas de ese tipo, pero a diferencia del resto, le encantaba verle sonrojado y sentir ese aroma a frutos rojos, el cual era mucho más dulce pero fresco que cuando estaban en el hospital.
-No tienes que avergonzarte Horacio,
Es un proceso natural y necesario, siempre tenemos que decirles a los omegas que la autoestimulacion es normal y saludable-.
Horacio balbuceó incómodo.
-Si... Emm ¿adiós?-.
-Espera ¿Podrías darme tu número?-.
-¿Perdone?-.
-Para avisarte cuando tenga tu recta y eso-.
-Ah si... claro-.
Intercambiaron números y volvió a despedirse del alfa, esta vez un poco menos incómodo.
-¡Adios Claudio!-.
Grito a lo lejos, el doctor le respondió agitando la mano y lo que le pareció un pequeño guiño.

¡Si, superintendente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora