-G y G-

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-Si no mal recuerdo Greco iba de salida, si se apresura puede alcanzarlo y pedírselo-.
-Gracias volkov-.
Corrió hacia el parking, viendo cómo un auto se preparaba para salir así que se acercó a la ventana del conductor y dio dos golpes suaves al cristal, llamando la atención del oficial greco.
-Hola-.
-Gustabo ¿Que tal?-.
Se apoyó en la ventana abierta, quedando más cerca del hombre.
-Nada, aquí tirado, Horacio no me pilla el móvil y mi auto se quedó en el hospital-.
-Oh... ¿necesitas que te lleve?-.
-Hombre, por favor-.
-Sube-.
-Gracias-.
Camino hacia el lugar del copiloto y subió con calma.
-Me contaron lo qué pasó en el Hospital-.
-¿Ahora soy la comidilla de la ciudad?-.
-Pues...-.
-Mejor no me digas-.
-Vale ¿te dejo donde Horacio?-.
-Si-.
-Y... respecto al trabajo...-.
-El viejo me dejara quedarme-.
-Vaya-.
-Lo se, es sorprendente que el súper alfa de alfas conway deje que me quede-.
-No te voy a mentir, lo es-.
-Lo jodido es que ahora me van a ver hacia abajo-.
-No deben... y si lo hacen solo... dímelo, los pondré en su lugar-.
-Gracias greco, pero para eso están mis puños de acero-.
-No golpees a los compañeros-.
-Mmm... no te prometo nada-.
Pararon frente al edificio de Horacio.
-Bueno, ya está-.
-Gracias, nos vemos mañana-.
-Adios Gustabo-.
Salió del auto y entró al edificio.
Una vez en el piso de Horacio tocó la puerta esperando a que el de cresta abriese.
-¿Gustabo?-.
-Ábreme cerdo-.
-Voy-.
Nada más abrir la puerta sintió el aroma dulce de Horacio.
-Pa' dentro y cierra, cierra-.
Empujó a su "hermano" dentro del apartamento y azoto la puerta.
-Horacio pero ¿Tú estás loco?-.
-¿Por?-.
-¿Como abres la puerta tan así? Que hueles muchísimo, cualquiera de los de al lado puede darse cuenta-.
-Es que... no me han dado más medicamento-.
-¿Por que?-.
-Es que no sabían que tenían que darme, me dijeron que harían estudio y si eso mañana me daban los resultados-.
-Vale...¿Como fue todo entonces?-.
-Nada, todo bien, revisión y exámenes... con un doctor que estaba buenísimo-.
-¿De verdad?-.
-Que si, era un ángel, tenía unos ojos y un cuerpo, por el estoy así...-.
-¡¿Que?!-.
-Pues... solo me tocó-.
-A ver espera... ¿te puso una mano encima? ¿Donde está el puerco? Lo mato-.
-No... el me trato bien... me trajo a casa a salvo y fue amable-.
-No me fío de él-.
-Tú no te fías de nadie, Gusnabo-.
-Me fío de ti-.
-Eso no cuenta-.
-Venga para esto ya-.
Camino hacia la sala y se sentó junto a Horacio-.
-¿Me vas a contar cómo te fue a ti?-.
-Na' todo bien, me recetó otra porquería más "suave" dice que la otra podría llegar a afectarme si en futuro quiero críos, y le dije que a mi los niños no me van, aún así me dio esa caja y una receta donde me daban la incapacidad por celo-.
-¿Y se la vas a entregar a papu?-.
-Ya lo hice-.
-¡¿Como?!-.
-Si, pasó mucho mientras te tragabas con el médico-.
-Doctor muerte... y no me estaba tragando nada...-.
-Lo que tú digas...-.
-Bueno qué pasó con el papu-.

...

¡Si, superintendente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora