One Shots Jori

Painful Love Story From The War.

En un futuro en otra dimensión.

—Victoria— Habló un hombre robusto piel blanca de unos 50 años.

—Dime Jhon— contestó con respeto la chica.

—Tenemos una misión.

—¿A quien debemos capturar?

—Matar, deben matar a un soldado de la oposición, su nombre es Jade West— una imagen en forma de olograma se hizo presente.

Una chica joven como de 25 años, cabello castaño largo y ondulado, piel blanca, cuerpo de Diosa griega e hipnotizantes ojos azules como un cielo parcialmente nublado, ella era a quien querían muerta.

—¿Una chica? ¿Le temen a una chica?— se burló Victoria.

—Es la mejor soldado que pueden tener, resistente, fuerte, astuta y una maestra para infiltrarse entre los enemigos, gracias a ella Anderson Bale ha logrado conquistar el lado sur y oeste del mundo, ahora quiere arrebatarnos el norte.

—Ya veo— contestó la joven.

—Confío en ti para que la asesines, eres la mejor en todo cariño— felicitó, tomándola de la barbilla y dándole un pequeño beso en los labios.

La chica salió del cuartel.

¢¢¢¢¢¢¢

Jade se encontraba en el frío piso de algún sitio, con los ojos vendados y pies y manos atados. No forcejeó ni se preguntó quién la había metido en algo así, sabía que se trataba de Jhon Mitrovich que había descubierto que la chica andaba tras de ellos. Esperó a que alguien entrara, se moviera o lo que sea que la hiciera saber que no estaba sola, esperó aproximadamente 15 minutos cuando escuchó una puerta abrirse y ligeras pisadas dirigiéndose hacia ella, moriría y lo mas penoso es que lo haría en su primer día de la misión. Sintió que la persona se agachó para quedar a la altura de ella y luego el sonido de algo acercándose a su oído, era una mano, le estaban quitando la venda de los ojos, el pedazo de trapo cayó y Jade parpadeó y volvió a cerrar fuertemente los ojos para después abrirlos lentamente tardó unos segundos en acostumbrarse a la luz, al hacerlo lo primero que vio fueron unos ojos marrón, una linda nariz, lindas mejillas y un cabello castaño un poco más oscuro que el suyo muy bien cuidado.

—Por lo menos moriré en manos de una sexy mujer— bromeó Jade.

—¿Crees que soy sexy?— Tori le siguió el juego, total le quedaba poco de vida.

—Ni que fuera la primera que te lo dice, te apuesto mi vida a que todo hombre que conoces te comenta lo sexy que eres y de cómo desea metertelo y acabar en ti.

—Cierto.

—Lo sabía, eres una esclava sexual, pero si te mandaron a matarme quiere decir que confían en ti, ¿porqué no huyes? ¿Con qué te amenazan? ¿Tienen a tu familia, a tu novio? Supongo que fuiste parte del tráfico de menores desde niña, ¿sufres de síndrome de Estocolmo? No me digas que es amor y lealtad hacia Mitrovich— se rió.

—No te importa, lo único que debe de importarte es que hoy mueres y no soy una esclava sexual— soltó con coraje.

—Digamos que te creo ¿Entonces que eres?