One Shots Jori

Amantes históricas.

—Joven Beckett Oliver, las nuevas concubinas llegaron— anunció André Harris el vocero real.

—Bien, llevalas al ala este, que las preparen, haz que se bañen y arreglen para mi.

El joven moreno realizó una reverencia para salir del lugar.

—No entiendo porque te diviertes con tanta joven si ya estas casado con Jade— Dijo su hermana Caterina.

—Soy el sultán, poseo tierras, dinero, poder y un harem que no voy a desaprovechar y si sigues así convenceré a Robbie de que me acompañe.

—Calla hermano, no digas eso, no puedo imaginar que la gente hable de que fui deshonrada.

—Solo bromeó Cat.

Por la noche Beckett, Caterina y su madre Helen acompañados de la esposa del sultán, Jadelyn, llegaron a los aposentos donde tenían a por lo menos 20 chicas entre las cuales el joven elegiría con cual de ellas pasaría la noche.

Recorrió todo el salón en busca de la mujer más hermosa entre las nuevas esclavas, seleccionó a 5 de ellas con ayuda de su madre para después preguntarles sus nombres.

Soy la princesa Victoria de Vega de España— se presentó la última chica.

—¿Una princesa?— La altanería se notó en la voz del joven gobernante.

—Así es— la joven no se doblegó.

—Fuera todas, ya tengo a mi elegida la princesa Victoria de Vega— anunció.

—Jade, tranquila, recuerda que aunque ella llegue a ser una concubina tu siempre serás la mujer legítima— Cat trató de animar a la joven ojiazul.

—Así es Jadelyn, trata de ser callada y obediente y no habrá problema alguno para que pronto seas la madre sultana— anunció Helen.

—Me iré a dormir— la joven hizo una reverencia para poder marcharse.

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—¿Porqué esta ella en la cena?— cuestionó notablemente molesta Jade.

—Porque así lo quiero— sostuvo Beck con autoridad.

—Pero has pasado noches y días con ella, ¿ahora hasta es digna de cenar con nosotros?

—Yo me puedo retirar— comentó Victoria.

—No, siéntate y tú Jadelyn cállate que a partir de esta cena y todos los demás días en todas las comidas nos acompañará la princesa Victoria.

—Yo me largo— arremetió la pelinegra.

—Jadelyn siéntate— ordenó Helen.

—Déjala madre, si se quiere ir que lo haga, pero, está es una orden para los sirvientes, no dejarán que Jadelyn pruebe bocado alguno hasta que yo lo ordene y sólo lo permitiré cuando vengas y pidas perdón por tu mal comportamiento.

—¿Mal comportamiento el mio? ¿Cuando tu osas traer a una concubina a la cena, frente a mi? ¿Como si yo no importara? Beckett, en este momento juro que por lo único que no he faltado a mi lealtad a ti es por tu madre y por tu hermana por el agradecimiento eterno que tendré hacia tu familia pero si crees que permitiré a mas mujeres en éste lugar sólo porque de esa manera demuestras tu hombría, estas muy equivocado así que aquí la única persona que se tiene que disculpar eres tu— se levantó acomodando su pesado vestido— buen provecho— dijo retirándose del comedor.