One Shots Jori

¿Lo intentamos?

–¿Cat?– se sorprendió la pelinegra al ver a la otra chica cerca de su casillero.

Pero no fue al ver a la más pequeña ahí, sino porque al acercarse el rostro de la pelirroja cambió a uno de pánico, notó al seguir caminando que la niña se tensó.

–Jadey, Buenos días.

–¿Qué haces con esta? ¿Te está molestando? – señaló a la mayor de las Vega.

–La única molesta aquí eres tú– arremetió la castaña.

–Nadie te quiere– saboreo cada palabra la gótica, le fascinaba decirle eso a Trina.

–Jade– Cat le jaló la manga.

–¿Hum?

–Ya vámonos.

–¿Te estaba molestando?

–No. Oh mira ya es tarde, debemos de ir a clases sino nos meteremos en problemas– gritó la pelirroja.

Jade entonces se dio cuenta de que estaba nerviosa y mintiendo porque solia cambiar abruptamente de tema con un tono de voz muy alto cuando algo le incomodaba demasiado.

–Me voy– anunció Trina chocando su hombro con la gótica intencionalmente.

–Ves, también debemos irnos– jaló la pelirroja a la amante de las tijeras.

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–Olvidé que aún cuando eres escuálida tienes mucha fuerza – dijo Jade deshaciendose del agarre y planchando con sus manos la manga de su blusa.

La pequeña solo río con su tierna y peculiar forma.

–Hola– saludaron sus amigos.

–Holis– respondió Cat sentándose al lado de Beck.

Jade sólo avanzó y se sentó entre André y Robbie.

Comenzaron a platicar cosas sin sentido hasta que Cat dijo algo sin menos sentido aún.

–Trina es muy buena en Minecraft, ya tiene construida toda una aldea, es muy bonita, la aldea –aclaró – y tiene un perro al que llamó panquecito– sonrió tiernamente.

–¿Y a esta que mosca le picó?– preguntó André.

Los demás se encogieron de hombros.

–¿En verdad es tan buena?– se dirigió Robbi a Tori.

–Mmmm... No lo sé– arrugó la nariz–¿Y tú como sabes eso, Cat?

–Tú me lo contaste– movió sus ojos hacia los lados rápidamente.

–Yo jamás te platiqué...

–Si, fue ayer – saltó la más pequeña.

–No, yo no...

Buenos días clase Llegó Sikowitz.

–Oh, miren ya llegó nuestro profesor favorito, callense todos, shhhh– aprovechó Cat para salirse por la tangente.

–Oh, me alagas pequeña, que bueno que alguien se interese en el aprendizaje.

Sikowitz inició hablando de la interpretación escénica divagando en momentos sobre las ganas que tenía de un sandwich de atún con salsa de coco, o mejor aún, cientos de sandwiches de atún con litros de salsa de coco, estaba tan inspirado con el tema hasta que en un momento random de la clase Cat alzó la mano.