One Shots Jori

La Orquesta Que Tocó Para El Diablo

—Señorita West, una nueva propuesta de trabajo ha llegado.

—Habla— la joven de unos 25 años ordenó mientras limpiaba un hermoso pero sobretodo apreciado violín.

—Éste 6 de Junio, será una celebración para la dueña de la mansión Vega, esta construcción se encuentra a las afueras de la ciudad, entre el terreno boscoso, todas esas hectáreas son de su pertenencia.

—Entonces... ¿Es de la clase alta?— está pregunta era fundamental para el trabajo de Jadelyn West, la más prestigiada maestra de orquesta en todo el país y reconocida a nivel mundial, por lo que para mantener ese renombre sólo se disponía a trabajar con las familias de clase alta y gran notoriedad.

—De las familias con mayor reputación en el pais— el hombre asintió lentamente como si hilos invisibles manejarán su cabeza.

—Entonces avisa a los músicos que el 6 de junio la orquesta tocará para la señora Vega.

Jade abrió la vitrina que acogía al bello violin mientras éste no era tocado.

El sujeto, aún de manera extraña, volvió a asentir, dio una ligera reverencia como permiso para marcharse, al que la joven respondió con un leve movimiento de mano, él dio media vuelta retirándose del extenso salón.

—Absurdo— susurró Jade para ella misma, el sujeto parecía haberse ido deslizando los pies, tal cual cómo un títere movido por alguien más.

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—Jade, ¿aprobaste tocar para la mansión Vega?— Un joven de piel bronceada entró al gran salón.

—Odio que entren sin tocar la puerta— la joven que se distinguía por su inexplicable belleza pero también por su pesado humor, amonestó.

—Esa mansión está llena de misterio, se creía que todos los descendientes habían muerto porque hace años que no se presentan ante la sociedad— al joven le importó poco el regaño de la mujer.

—Pues ya ves que no, Beck— ella repuso— trabajamos para toda esa gente que se guía solo por el dinero y apariencia de los demás, siempre están armando especulaciones y chismes ¿en verdad lo creíste? Mandaron su petición para que toquemos, la acepté, no vamos a dar un paso atrás solo por los rumores.

Se paró entonces para ver su silueta en un espejo que estaba al lado de la vitrina para el violin, amaba admirarse, amaba ver su espectacular figura, sus ojos zafiro que podían cambiar después a ser esmeraldas o de un profundo e hipnotizante gris, su bella, blanca y tersa piel, su cabello oscuro que caia en ondas perfectas sobre sus hombros, amaba ser objeto de deseo por su encanto e inevitable talento para la música.

—Jade, algo no está bien, no creo que debamos ir— el chico insistió.

—Deja esos disparatados comentarios— mencionó cansina.

—No escucharás jamas mis advertencias— se rindió.

—No.

—Cat y André están de mi lado.

—Es lógico, ya los haz de haber llenado con tontas y paranoicas teorías— Jade abrió una de las estanterías sacando un vino tinto de ella.

—Creo que es un riesgo.

—Todo lo es— refutó.