Después de todo

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—¿Sabes quien se mudará a la casa de en frente?— Ethan mi mejor amigo preguntó.

—Ni idea, pensé que mis vecinos no la pondrían en venta— me senté en el otro sillón dejando el bowl con palomitas en la mesa de centro.

—Ya veo.

—Ahora quítate de la ventana.

Vimos unas cuantas películas pero nos aburrimos y terminamos golpeandonos con las palomitas.

—Iré a la tienda— se levantó viendo su celular— ¿Quieres algo?

—Un chocolate— me enderecé entusiasmada.

—Esta bien, vuelvo.

No tardó mucho en regresar, tenía la llave de mi casa por lo que solo entró.

—Tor

—Dime— rebusqué entre las bolsas hasta encontrar mis anhelados chocolates.

—Ya llegó tu nueva vecina, es muy guapa.

—No pierdes el tiempo Ethan— le di una mordida a mi golosina.

—¿Porqué no le vamos a ayudar?

—No, no tengo ganas, además por la noche iré a trabajar, ya no puedo faltar.

—Vamos, por tu atractivo amigo.

—Yo...

—Te traje una caja de chocolates.

—Bien, vamos.

Salimos de mi casa, lo primero que vi fue a los trabajadores de la mudanza metiendo algunos muebles, nada más, no sabía si la chica era imaginaria.

—¿Dónde está la hermosa doncella?

—Espera— Ethan puso su mano en su barbilla e inspeccionó todo el lugar—ven— me jaló al patio de mis vecinos.

—Hola— mi amigo saludó a una delgada chica que había terminado una llamada por lo visto— soy Ethan y ella Tori, tu vecina— él sonrio, era galán y con una seguridad impresionante.

La chica era de piel muy blanca y un cabello negro ondulado que caia hasta su espalda, llevaba un vestido blanco con amarillo y lentes de sol.

—Soy Jade, mucho gusto— extendió su mano para saludarnos, su tacto era cálido y sus manos suaves.

—Te queríamos dar la bienvenida— continuó el castaño.

—Gracias

—Señorita, ya está todo adentro.

—Permitanme— ella se disculpó y fue a pagar la mudanza.

—¿Necesitas ayuda?— Ethan nos ofreció.

—Claro que sí, ¿no les molesta?

—En lo absoluto— él negó.

—¿Tampoco a ti, Tori?— su nombre estremeció cada célula en mi.

—Con gusto, te ayudaremos— me escuché como anuncio publicitario.

—Entonces... Adelante.

Le ayudamos a sacar los utensilios de cocina y acomodarlos, luego Ethan acomodó los muebles de la sala y planta baja mientras yo le ayudaba a organizar su habitación.

—¿Cuánto llevas viviendo aqui?— preguntó mientras doblamos y poníamos en ganchos su ropa que por cierto se veía costosa.

—Toda la vida— sonrei guardando una blusa.

One Shots JoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora