Capítulo 3

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—¿Cómo que tienes que estudiar y no puedes ir? Estuviste estudiando estas semanas y aun así salimos —reclamó Liam por el teléfono. Él e Isabelle habían quedado en verse el fin de semana.

—Perdón, pero unos profesores nos dieron más tarea y ya no me da tiempo para casi nada.

—Puedo ir aunque sea un rato para estar contigo, te juro que no voy a molestar —rogó tratando de convencerla.

—No, Liam, sabes que no me concentro si alguien más está en mi habitación incluso sin hacer nada.

—Estás terminando conmigo y prefieres decirme que tienes muchas cosas que hacer, ¿verdad?

—¿De qué hablas? —preguntó frunciendo el ceño—. ¡Claro que no! ¡Si quiera terminar contigo, te lo diría!

—¿Conociste a otro? ¿Alguien que te reclame menos?, ¿alguien responsable y no como yo que llego tarde al trabajo? ¿Decidiste dejar de perdonarme y me vas a cambiar por otro? —preguntó temeroso.

—Liam, deja de pensar idioteces. En serio tengo muchas cosas que hacer.

—¡No son idioteces, íbamos a salir, y me llamas para decirme que no vas! —perdió la paciencia—. ¡De todas las novias que tuve eres la peor, una porquería! ¡Ningún hombre debería estar contigo, ni siquiera mereces tener amigos! —Hubo un silencio de parte de ambos—. ¿Belle, estás ahí? —preguntó en un tono más calmado, pero con un hilo de voz, mostrando arrepentimiento.

—Sí, pero ya me despido —contestó en un tono frío y sintiendosé ofendida, aunque no era la primera vez que algo así pasaba—. Otro día hablamos, adiós —se despidió.

—¡Belle, perdón no...! —Pero ella le había cortado sin darle oportunidad para contestar.

En el centro, Noel estaba con Natasha en una cafetería. Los dos charlaban mientras tomaban su té con dos tortas. Una vez que terminaron, se fueron a caminar.

—Y cuéntame, ¿vives sola, con tu familia, con quién? —preguntó Noel queriendo saber más de ella.

—Sola en un departamento. Soy de Leeds, mis papás viven allá. Soy hija única. Me vine a estudiar Gastronomía y al final me quedé acá —le contó—. ¿Y tú?

—Con mi hermano y mi mamá. Mis viejos se divorciaron cuando Liam y yo éramos niños. —Siguieron hablando mientras caminaban.

***

Ya se estaba haciendo de noche. Noel se ofreció acompañarla, y ella aceptó.

—Es acá. —Se detuvieron en un edificio—. Gracias por acompañarme, la pasé muy bien contigo.

—Yo también. —Se dieron un beso, pero por el momento en la mejilla.

—Nos vemos mañana.

—Que descanses. —Ella se acercó a la puerta, sacó la llave y entró. Noel fue a un estacionamiento a tres cuadras a sacar su auto y se fue.

***

—Hola, mamá —saludó apenas entró, encontrandolá barriendo.

—Hola, Noel. —Peggy dejó lo que estaba haciendo y se saludaron—. ¿Cómo te fue? —preguntó mientras se iba a agarrar la pala para recoger las pelusas y tirarlas al tacho de basura.

—Muy bien, creo que se va a dar otra cita —contestó con una sonrisa. Su mamá lo tomó de las manos.

—Ay, me alegro. ¿Y ella? ¿La pasó bien?

—Sí, la invité a tomar el té a una cafetería.

—¿Y sabes si ella gusta de ti? ¿Te lo demostró? —preguntó Peggy.

Tu hija (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora