Capítulo 5

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—Por favor, no es para tanto, el supervisor exagera —intentó explicar Liam.

—Vamos afuera vos y yo —dijo Nigel. Liam lo siguió, pero mientras se dio vuelta para mirar un rato con bronca a Natasha y siguió caminando. Él y su jefe ya estaban lejos de la cocina.

—Mirá, a mí no me importa sobre qué discutías con Natasha, pero sí te voy a exigir por última vez que dejés de molestarla.

—No le grité mucho, nada más le estaba...

—Callate, que estoy hablando yo —lo interrumpió—. Me vuelvo a enterar de que la seguís molestando, te lo descuento de tu sueldo —le advirtió.

—No, no, le juro que no lo vuelvo a hacer. Me porto bien, en serio —rogó.

—Volvé a trabajar, desaparecé de mi vista. —Liam se retiró y en el camino se encontró con Noel. Este lo detuvo.

—¿Qué te dijo?

—Que, si la seguía molestando, me lo iba a descontar de mi sueldo.

—Perdón, te juro que iba a ir, intenté convencer a Nigel de que no te retara pero no pude hacer nada.

—¿Ibas a defenderme a mí o a Natasha? —preguntó celando. Se fue a una mesa a sacar unos menús. Noel se le volvió a acercar.

—Dejá de ser así. Nada más iba a sacarte de ahí antes de que Nigel o May te dijeran algo.

—Ajá. —Se fue con los menús y los llevó a una mesa donde había gente. Luego se fue y su hermano lo siguió.

—Liam, vos mismo me dijiste lo que te va a pasar si seguís molestando. Date cuenta, no podés seguir así. —Su hermano menor se detuvo.

—Sólo es cuestión de que nadie me acuse. —Noel no le dijo más nada, miró para otro lado y vio que le hacían seña desde una mesa.

—Esta charla no terminó acá —avisó y fue hacia la mesa.

«Al menos ya te dije todo lo que tenía que decirte, hija de puta», pensó Liam, a quien también llamaron desde otra mesa y se dirigió hacia esta.

Unas horas después, Liam y Noel estaban en casa de vuelta. Después de comer, se fueron al patio. Estaban sentados en la mesa.

—Voy a preguntarte esto de vuelta, ¿qué tenés en contra de Natasha? Ahora que estoy saliendo con ella parece que la odiás más.

—Ya te dije, ella te está alejando de mí, de tus amigos, de tu familia. Últimamente parece que preferís estar con ella que conmigo. Arreglamos una juntada y después decís que vas a salir con esa tipa, y vos tampoco sos capaz de decirle que no cuando ella te llama para salir. Es posesiva, date cuenta. Una basura.

—¡Bueno, bueno! ¡Tampoco le digás así porque no es ninguna posesiva ni una basura! —la defendió—. Soy yo el que decide estar con ella, con vos, con mis amigos, con quien sea. Y esto ya te lo dije muchas veces, siempre me junto con vos otro día. Así que no tenés por qué hacerme una escena de celos.

—¡Pero no me gusta que hagamos las cosas así! —protestó—. ¿De qué lado estás? ¿Del de Natasha o del mío?

—No, no me hagás esto, no me hagás elegir. Esto no es cuestión de estar del lado de uno o del otro. A los dos los quiero, de distinta forma, pero los quiero, y eso lo tenés que entender de una vez.

—¡Vos tenés que estar de mi lado porque soy tu hermano, soy de tu familia!

—A ver, ¿qué vas a hacer? ¿Dejar de hablarme porque tengo o estoy por tener novia? Vos desde chico que me venís celando. Me iba a jugar con mis amigos, y vos llorabas. Ahora con amistades por suerte ya no me celás más.

—Eso fue diferente, era un nene. Pero en realidad creo que vos me vas a dejar de hablar a mí en cualquier momento si seguís saliendo con Natasha —dijo con tristeza—. Antes me había alegrado que al fin tuvieras novia, que salieras con una mujer, pero ahora....no sé. —Bajó la cabeza por uno segundos y luego lo volvió a mirar—. Es que tengo miedo de perderte, de que no hagamos más cosas juntos como antes. —Su hermano se levantó y se sentó en otra silla para estar más cerca de él, le puso un brazo al rededor.

—Liam, vos a mí no me vas a perder nunca. No te voy a abandonar. A mí nadie me va a alejar ni de vos ni de mamá ni de nadie. —Liam nada más lo escuchó y volvió a mirar para abajo—. Si sólo la conocieras a Naty, no estarías pensando así de ella. Encima la venís molestando desde que entraste a trabajar. Tal vez...fue un error ofrecerte trabajo ahí. Hablando de eso, no sé si te sentís bien en el restaurante. Digo, peleás con Naty y tenés problemas con el dueño y la encargada.

—Sobre eso —dijo mirandoló—...no pasa nada, estoy bien.

—¿Seguro? Mirá, esto es por tu bien, ¿no preferís trabajar en otro lado? Te ayudo a buscar otro trabajo si querés. Ir a la facultad no creo que quieras hacerlo porque no te gusta estudiar y a mí tampoco. Es que veo que, aunque trabajás bien, sos amable con los clientes, te sentís intimidado por Nigel y su hija.

—No, no tengo problema en trabajar ahí, me gusta. Creo que solamente me intimidan porque saben que me porto mal, no les caigo bien.

—De todas formas, ellos dos intimidan a cualquiera que llegue tarde o cometa alguna infracción. Pero...quizás lo mejor sería que dejés de molestar a Naty. Nigel ya te advirtió que, si seguís molestando, te lo va a descontar de tu sueldo. Ya sabés que a mamá no le gusta mantenernos siendo grandes, ella quiere que trabajemos.

—Sí, ya sé —dijo bajando la mirada.

—Mirá, vos podés pensar lo que quieras de Natasha, pero no la molestes más, al menos no en el trabajo —le pidió—. Es que no me gusta que te reten, ni siquiera acá en casa. Aunque a veces me saqués.

—Está bien, no la molesto más y...voy a tratar de no celarte —prometió volviendoló a mirar. Noel le sonrió, y él también un poco.

Tu hijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora