27-Pavos y El Cazador

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Ahora nos dirigimos al salón en donde Alicia ya esta ahí, ella se encontraba sentada en la cabecera de la mesa con una copa llena de un liquido azul entre sus dedos, nos miró sin mostrar expresión alguna en su rostro. En medio de la mesa estaba El Cazador y oculta en una esquina alejada de ellos estaba Anastasia. Edmure y yo tomamos asientos cerca el uno del otro en silencio.

Alicia hizo una señal hacia un flamenco y minutos después de que este desapareciera por una puerta un pavo salió. El pavo estaba vivo. Segun lo que Edmure me contó se debía perseguir al pavo y cortarle la cabeza, luego él solo se cocinaría y podriamos comer. A este punto las rarezas de aquí ya no me impresionaban tanto. El primero en correr fueron los cuatro invitados que no habia notado antes, un sapo, un guardia carta, y dos flores. El pavo los evitó con estilo provocando algunas risas, en los labios de Alicia solo había una pequeña muy pequeña sonrisa en la que se podia ver triste, Edmure lo notó y le tiró una uva que tomó de un tazón. Alicia sonrió mas relajada, pero el pavo subió a la larga mesa tirando algunos tazones, frutas, cubiertos y decoraciones a su paso.

– ¡Cortale la cabeza, Edmure! – Ordenó Alicia con tono divertido.

Edmure empujó la silla dispuesto a hacerlo, pero yo lo detuve poniendo un brazo adelante de él. – No, tu no – Le dije con diversión – Que lo haga Anastasia.

Anastasia avanzó al escucharme, su paso era un poco desigual, quizás tal vez por cortarse una parte de su pie. Con la cabeza en alto subió a una silla y luego a la mesa con algo de dificultad, Edmure le empujó un cuchillo de plata de los que usaríamos para cubiertos por encima de la mesa. Anastasia lo tomó y fue dando pasos lentos hacia el frente, el pavo solo la miraba ladeando la cabeza. En este momento todo el salón estaba en silencio y observando con atención, incluso los invitados.

De pronto el pavo saltó sobre Anastasia y esta cayó sentada sobre la mesa, el cuchillo se lo clavó en el muslo. No me habia reido asi desde hace mucho. Era entretenido. Anastasia suspiró y volvió a levantarse y el pavo volvió a atacar esta vez tirándola por completo en la mesa y arañando su cara. Fui ahí donde ocurrió lo que nadie esperaba, lo que yo no me hubiera imaginado. El Cazador se levantó de su asiento y saltó en la mesa, con un movimiento ágil en el que usó su espada cortó la cabeza del pavo y lo pateó lejos. El pavo cayó a un lado del asiento de Edmure. El Cazador extendió una mano y ayudó a Anastasia a levantarse. Ya nadie reia cuando Alicia se levantó de su asiento.

– ¡Es mi caza del pavo! – Gritó con fuerza golpeando la mesa – ¡Arruinaste mi caza del pavo! – Tomó uno de los cuchillos y lo tiró hacia El Cazador, él lo esquivó fácilmente. Alicia gritó mas fuerte – ¡Edmure! ¡Cortale la cabeza!

Edmure me miró a mi antes de ponerse en pie, él tenia un poco de lealtad hacia mi, pero siempre pondria por encima a su reina. No sabia como sentirme al respecto. Sentia mi rostro tenso, como si fuera de piedra y apretaba mis manos con mucha fuerza hasta clavar mis uñas.

– Ella, no lo permitas – Pidió El Cazador en mi dirección – Los otros se lo merecian, pero Anastasia no. Tu no eres asi y lo sabes. No lastimas a los buenos, ¿Dejaras que me maten por esto? Mira lo que ellos te estan haciendo.

No respondí. En mi mente no había pensamientos claros y estaba molesta, me sentia de alguna forma herida. El rey se lo merecia, William tambien, los guardias igual, pero ¿Anastasia lo merecia? Pensé en todo lo que me habia hecho, ella, Drizella y su madre. Y la respuesta es si. Se lo merecia. Y muchas cosas más que tenía en mente ¿Cómo podía ponerse él de su lado?

Edmure saltó a la mesa y sacó su espada, los guardias cuidando desde la puerta se pusieron tensos y vigilantes. Antes de que alguno hiciera un movimiento el sonido de un cuerno apagó cualquier otro sonido. Luego un conejo atravesó las puertas, llevaba guantes blancos y unos lentes.

– ¡Mi reina! ¡Mi reina! – Gritó sin dejar de correr – ¡Monos! ¡Hay monos volando hacia aquí! – Se detuvo a mitad del salón para recuperar el aliento – ¡Mi reina, ellos derrumbaron las puertas y hay una joven cabello rojo con ellos!

Nota: ¿Aun quieren leer sobre Caperucita?

Érase una vez una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora