36-William

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– ¿Estas segura que el bosque es seguro, Mikka? – Preguntó William con la mirada perdida entre las sombras de los árboles y arbustos. La noche tenia una luna llena tan brillante que provocaba que no tuviera tanto miedo, pero aun asi le preocupaba – Sabes que estoy en una lista negra.

– Oh, vamos, William no tengas miedo ya casi llegamos – Le respondió la joven jalandolo de la mano para que siguiera y William se dejó llevar. Minutos antes se habían escabullido por los tuneles para que Milkka pudiera mostrarle un lugar que afirmaba que era muy hermoso, como salido de un cuento de hadas y viniendo de alguien tan pesimista y realista como lo era Mikka seguro debia valer la pena mirarlo. Ella lo arrastró al interior del bosque y cada vez que pensaba que se detendría la joven seguia caminando. William empezó a temer su seguridad pero antes de quejarse Mikka gritó y señaló hacia el frente, a un pozo bastante común y casi destruido por completo. – ¡Lo ves! – Dijo ella emocionada – ¡Es maravilloso!

– Es un pozo – William soltó su mano para acercarse, sus botas dejaban huellas en la tierra con cada paso – ¿Piensas tirarme aqui?

– No exactamente, cariño – El tono que utilizó Mikka lo hizo girarse y al hacerlo se encontró con que la prostituta le apuntaba con un arma un poco oxidada directo a la cabeza. – Es un secuestro.

William sufrió una pequeña alteración, era una mezcla de sorpresa y dolor, pero esbozó una sonrisa burlona – ¿Es una clase de juego?

– No – Respondió Mikka y disparó al aire, luego lo apuntó de nuevo. El sonido lo dejó un poco sordo y con el olor desagradable a polvora. William se obligó a no dejar de sonreír, no mostraria debilidad ante nadie – He tenido que soportarte, acostarme contigo todas las noches y escucharte y apoyarte cuando lo único que sentia por ti era asco. No sabes cuanto te odio, William.

La sonrisa del principe desapareció y fue reemplazada por una expresión fria, algo común cuando se autoprotegia – Conmigo ganaste mas dinero que con los vagabundos a los que sueles masturbar, y te trate bien ¿No? Me cuesta entender que hagas esto.

– ¿A ti te cuesta entenderlo? – Mikka soltó una carcajada llena de amargura – A diferencia de ti, principe yo he estado en esa maldita casa de placer desde que tengo nueve y cada vez que creo que he llegado al limite de dinero para poder liberarme la perra de Madame Sascha aumenta la deuda. Tu dinero importa una mierda comparado con ese tipo de sufrimiento y ya que somos sinceros gracias a ti gané dos cadenas mas. Soy su mejor inversión y no quieren soltarme.

– Pudiste haberme dicho, lo hubiera pagado. – Dijo William con lentitud en un tono tan suave como el sonido que producia el viento – Solo debias pedírmelo.

– ¿Y luego que? ¿Seguir siendo tu prostituta? Solo cambiaria de dueño, William y yo lo que deseo es ser libre. – Mikka sacudió la cabeza ligeramente divertida – En tu defensa no hago esto por algo personal. No completamente. Tu eres amable y muy listo, tambien me trataste bien, pero el tratarme bien no resuelve mis problemas.

William quiso reír, lanzarse a carcajadas, y lo hubiera hecho de no haber sido porque se sentia verdaderamente herido. El reirse esta vez no funcionaria. En la punta de su lengua tenia una pregunta que podría terminar de destruirlo y por todos sus errores pasados la diria, vino esa noche sabiendo lo que pasaria, queria sufrir, pagar por lo que hizo. Era un monstruo. Desde un inicio estuvo destinado a morir de todas formas.

– ¿Soy una buena persona? – Preguntó William con un poco de dificultad. Ese pensamiento desde hace mucho no le dejaba descansar. – Digo, ¿Crees que lo soy? ¿Qué... Qué podria ser un buen rey? ¿Crees que aun tengo oportunidad de...? Yo... Solo sé sincera, por favor.

Mikka lo miró con confusión y lástima, llego a estar un tiempo con William. Le agradaba un poco, solo lo suficiente para sentir un minimo gramo de empatia. Asi que seria honesta, solo esta vez. Ella lo detestaba pero no pudo evitar sentir como si estuviera a punto de golpear un animal indefenso.

Érase una vez una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora