23-El Cazador

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Minutos después estoy sentada alrededor de una mesa enorme ante la insistencia de Alicia, sobre esta hay un mapa del reino del padre de William unido al mapa del Pais de las maravillas. En sus manos Alicia sostenia diferentes figuras de criaturas, imaginé que representaban a los diferentes ejércitos que tenian, ella miraba hacia los mapas con mucha atención. Estaba asi desde que llegamos y Edmure y yo preferimos mantenernos en silencio y darle su espacio.

Para este momento no nos hemos casado o comprometido oficialmente. Pareciera que Edmure quiere darme espacio, pero no es asi. Lo he observado. Edmure es un hombre adicto al poder, inteligente, posesivo, esta obsesionado con los secretos y la información y siempre esta observando o analizando todo lo que lo rodeaba. La forma en como finge me da desconfianza, pero si estoy de su lado significa que quizás estoy del lado correcto, no, de su lado no, de nuestro lado. Hemos conseguido lo que tenemos hasta el momento juntos. Y eso me gusta. Lo que me preocupa en realidad es mi papel en todo esto, primero el Hada Madrina y luego Rumpelstiltskin, ¿A que están jugando ellos? ¿Somos unos peones en sus juegos?¿O solo lo soy yo?

Alicia se inclina hacia al frente y deja la figura de un león con la melena hecha de púas sobre el muelle. Luego fue poniendo las otras en distintos lugares del mapa, lo hizo sin dudar un momento. Lo que conozco hasta ahora de Alicia es que es inteligente y tiene un grado exagerado de locura, es fuerte, agradable y cruel si se lo propone. Lo peor que puedes decirle es "Segunda Alicia". Vi a como uno de los guardias le recordaba la cabeza ella misma con la espada de Edmure. Al terminar se alejó del mapa.

– Esto son los lugares que hay que atacar, pero primero debemos rescatar al Sombrero – Las manos de Alicia se convirtieron en pequeños puños – Es lo que nos impide de atacar, si ellos lo tienen, ¿Cómo podemos hacerlo sabiendo que lo mataran? Es inútil... – Alicia golpeó la mesa totalmente enojada – Deben haber cerrado los túneles asi que no podremos entrar por ahi. Nos ha cortado el camino.

Edmure miró el mapa con fijeza, sus ojos esta vez tenian una tonalidad morada. Al levantar la vista su expresión era dura, fria. Ya había repasado las opciones y tenido una idea.

– ¿Recuerdas la prostituta que se parece a ti, Ella? Puedes ocupar su puesto y hacer que el principe salga para que podamos atraparlo. Tener un intercambio nos da ventaja.

Apreté los labios con fuerza – ¿Me estas pidiendo rebajarme al papel de una prostituta? – Pregunté lentamente. Estaba enojada, pero no por eso. Edmure lo sabia. – Soy tu reina, Edmure.

– Y yo tu rey – Respondió de igual forma, muy tranquilo – Si estuviera en mi poder o hubiera otra opción ni siquiera lo habría sugerido, ¿Crees que me agrada la idea de que mi futura esposa este cerca del maldito bastardo que casi la mata? Esto no se trata de nosotros, Ella. Debemos salvar a Jack.

– Hay otras alternativas. – Contraataque.

– ¿Las hay? Menciona una.

– Podemos intentar con los túneles.

– ¿Y arriesgarnos a morir?

– Él se dará cuenta que soy yo. Lo sabes.

– No lo hará – Afirmó Edmure ligeramente molesto – Confia en mi.

Alicia golpeó la mesa llamando nuestra atención y nos miró a cada uno.

– Te he ofrecido mi casa, Ella. Mi ejército, mi amistad, a mi gente. Hazlo por mi, por Jack.

En ese momento queria gritar que tenia miedo, yo iba a matar a William lo habia jurado, pero si iba a actuar como una dama de calle y llegaba a mirarlo temia que mi reacción arruinara el disfraz. De mi dependería no solo mi vida, sino la de Jack. Observé mi brazo en donde la lista estaba tatuada y mencioné los motivos que tenia con William, el porque lo odiaba.

Asentí con firmeza entendiendo que mis miedos eran injustificados. Yo no debia temer de William. Él debia temer de mi. Necesitaba realmente desprenderme de esa parte de mi pasado, de mi antigua yo y darle paso por completo a mi nueva versión. No más arrepentimiento, no mas manos temblorosas y bajar la cabeza al hablar. Era una reina. Todos debian respertarme e inclinarse ante mi.

– Lo haré – Dije con firmeza – Tienes mi palabra, Alicia.

El sonido de una trompeta interrumpió la conversación y me acerqué rápidamente a la ventana. Escoltado por la Hermandad y orgulloso con los baúles que los sirvientes cargaban detras de él estaba El Cazador. Sonreí al verlo y me dirigí a la salida del Castillo, consideraba al Cazador un amigo y parte de mi grupo al igual que Aisha. Corrí en su dirección cuando llegué al camino, El Cazador bajó del caballo y me abrazó con fuerza cuando estuve cerca.

– Conseguí el oro del que Edmure habló – Dijo con tono satisfecho – Pero el Rey Tritón se niega a una alianza debido a su guerra con el Rey Eric y el reino del Rey Felipe se niega a participar en una guerra si Maléfica esta como contraria.

– Me alegro de verte – Respondi con una sonrisa – A veces llegaba a pensar que estabas muerto.

– Claro que no, mi princesa. Casi lo estuve, pero no vendría aqui sin oro. No deseo decepcionarla.

– Eso no importa – Susurré.

Me separé de él cuando un sirviente se acercó con un cofre ya abierto. En su interior habian joyas y monedas. Esto me daria ventaja. Podia contratar a los mercenarios de Gastón o cualquier otro ejército dispuesto a dar sus servicios por dinero. Esto nos ayudaria.

Al levantar la mirada hacia el castillo me ei cuenta que Edmure observaba desde una ventana con una expresión que no pude reconocer y luego, después de unos segundos, solo se fue.

Érase una vez una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora