9-Funerales y Familia

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Para el funeral de Drizella fui con el principe y con el rey en el carruaje. El Cazador iba junto con otros guardias a caballo cerca del carruaje. Ibamos en silencio, era un ambiente tenso, y yo no deseaba hablar con ninguno de los dos. No estaba en los planes que yo fuera al funeral, pero si era inocente seria sospechoso que no lo hiciera. Era mi hermanastra, ¿Cómo no podía estar ahí?

El rey fue el primero en bajar, de segundo William, pero antes de que lo hiciera sujeté su brazo con mi mano buena. Nos miramos un momento demasiado largo en silencio.

– No me quieres, y yo no te quiero. – Empecé con tono amable, calmado – Pero tendremos un hijo, seremos una familia nos guste o no y debemos actuar como una. Lo mejor para ambos es terminar este odio aquí.

Pareció pensarlo, pero en sus ojos notaba que estaba de acuerdo. Claro que lo estaba. Quería seguir burlandose de la tonta Ella, era un placer para él. Un juego retorcido en su mente que se hizo mas serio después de culparme por la muerte de Drizella.  Él asintió lentamente y bajó del carruaje, luego me ayudó a bajar poniendo sus manos alrededor de mi cintura. Era justo como recordaba su tacto, la suavidad de su agarre... Pudo haber funcionado. Si él no fuera un idiota y cruel bastardo... Pudimos haberlo sido todo.

Me tomó del brazo y caminamos hacia el área del cementerio, los guardias iban detras, El Cazador mucho mas cerca que todos ellos. Me hacia sentir segura tenerlo cerca, era agradable, divertido. Era como por unos momentos ser invencible. Si asi se sentía con una sola persona... ¿Cómo seria tener todo un ejercito de mi lado?

Cuando llegamos al lugar la ceremonia empezó. Habia miradas sobre mi, murmullos. Miré hacia adelante concentrándome en el ataúd donde el cuerpo de Drizella descansaba, pero aunque sentí satisfacción no duró mucho. En mi cabeza se repetía la palabra Cenicienta una y otra vez, una y otra vez. No se conformaron con convertirme en la sirvienta de mi propia casa, no les bastó, si no que también me despojaron de mi nombre. Creyeron que era gracioso, divertido. Me llamaron asi tantas veces que casi olvidé mi verdadero nombre.

Dirigí mi mirada hacia el resto de tumbas y apreté mis labios, solo dos veces en mi vida fui al cementerio. Una por la muerte de mi madre y otra en la de mi padre. No recordaba donde fueron entrerrados, pero ahora al ver su tumba, aquellas placas simples de cemento con sus nombres me di cuenta de algo importante. Drizella seria enterrada al lado de mi padre y como mi madre estaba al otro lado tambien con ella. La enterrarian con mi familia. Mi familia.

No, claro que no. Para ellas nunca hubo un limite. Entonces yo tampoco lo tendría.

Al finalizar la ceremonia decidí irme con la excusa de descansar. William se despidió con un beso al cual respondí. Estabamos actuando. Interpretando una obra de teatro en progreso. Regresé hacia el carruaje escoltada por los guardias, antes de entrar me detuve y miré hacia uno de ellos. El Cazador se mantenia atento.

– ¿Eres el capitán de la guardia? – Pregunté.

Él asintió – Lo soy, mi princesa.

Mire hacia El Cazador dudando un poco sobre mi petición. Él movió su cabeza, apoyándome.

– Drizella Tremaine no debe estar en ese lugar. – Mi tono de voz sonó neutral, frio – No se le es permitido. Quiero que vengan de noche y destruyan su tumba, pero transporten su cuerpo a un lugar muy apartado del cementerio donde pueda ser visitado por su familia.

– No puede hacerlo...

Di un paso hacia adelante, con total tranquilidad.

– Claro que puedo. Soy la Princesa y futura reina. – El capitán de la guardia pareció querer responder, pero yo me adelanté. No perdería ante él. – Haga lo que le pido o veré que El Cazador lo corte en dos y pondré a alguien mas en su lugar. Alguien que si obedezca y merezca el honor de serlo.

El hombre volvió a asentir solo que esta vez mas rápido y un poco nervioso. – Lo que usted ordene, mi princesa.

– Una cosa mas – Dije mientras El Cazador me ayudaba a dubir al carruaje – Traigame el collar que tiene en el cuello, el de oro.

– Lo tendrá, mi princesa.

Ese mismo día, durante la noche. Recibí una caja pequeña de madera y adentro habia un collar. El collar de Drizella. Mi primer tesoro. El representante de una pequeña victoria. El inicio de muchos mas.

Érase una vez una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora