dieci

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—. Perdón por el retraso.—se excusó Jihyun sentándose a un lado de Taemin en las sillas que estaban a un lado de mi camilla.

—suspiré profundamente y dejé de mirar mis propias manos para mirar a mis amigos—. He tomado una decisión antes de que sea más tarde.—suspiré—. He decidido que no habrá presentación grupal, será individual como estaba planeado. Es lo más justo.—miré a Jungkook sentado a un lado de Taemin—. Jungkook.—le llamé—. Tú bailarás. Es tu noche. Escoge una canción y dásela a Hoseok para que puedan ensayar.

Sinceramente me sentía como una viejita millonaria decidiendo a quien heredaría toda su fortuna antes de morir. La única diferencia es que apenas tenía diecisiete años, que no estaba muriéndome sino que solamente tenía un esguince en el brazo y que no estaba heredando precisamente mi fortuna, sino mi puesto para la competencia final. Bueno, tampoco era millonaria, tal vez rica, pero no millonaria.

—. Sí, noona.

Taemin y Jungkook se levantaron para poder salir de la habitación. Jihyun se sentó a mi lado y tomó mi mano sin vendajes para después mirarme con dulzura.

—. Se que esto es difícil para ti, también lo es para mí.—dijo dándole un apretón a mi mano.—. Supe que Jimin vino a verte ayer. No me dejaron entrar a la hora que llegué.—asentí comprensiva.—. ¿Te dijo algo...?

—suspiré—. Vino a disculparse.—contesté sin mirarla a los ojos—. Supongo que está bien. Todos podemos ser un poco impulsivos a veces, además...tú lo golpeaste.—sokté una risilla al mirar a Jihyun. Me regresó el gesto mientras desviaba su mirada avergonzada—. Gracias, Jihyunie.

—ella esbozó una sonrisa y negó con la cabeza—. Siempre te he dicho que no te defiendo, simplemente me gusta patear idiotas.

—. Oh, y lo haces muy bien.—le dije con una sonrisa—. Pero no me refiero a eso.—le di un apretón a su mano—. Gracias por hacer tanto por mí, y perdón, por darte tan poco.

—. ¿De qué hablas?—desvió su mirada y frunció sus labios.

—. Hablo de tu viaje a Japón. Y estos días que han pasado desde que Jimin sacó la noticia.—contesté tratando de que me mirara a los ojos pero no lo hizo.—. Yo debí ser la que golpeara a Jimin y no tú.—Jihyun frunció su ceño y tragó nerviosa.—. Puedes llorar. Ya basta de parecer fuerte todo el tiempo.

Ante mis palabras, Jihyun agachó cada vez más su cabeza y comenzó a soltar pequeños sollozos casi mudos. Finalmente rompió en llanto por completo y se acurrucó contra mi pecho. Sonreí débilmente y con mi mano libre acaricié su cabello con dulzura.

—. No necesitas darle explicaciones a nadie acerca de lo que te gusta y lo que no te gusta.—susurré en su oído. Jihyun sollozó y alzó su cabeza un poco para secar sus lágrimas.—. Se que han sido duros estos días, pero no estás sola.—pasé un mechón de su cabello detrás de su oreja y acaricié su mejilla.—. Y que se joda el mundo si no les gusta lo que a ti.

Esa tarde que pasé con Jihyun fue una de las mejores. Anteriormente habíamos evitado tantas conversaciones que tuvieran que ver con los gustos de Jihyun y lo que los demás pensaban de ello, era momento de dejar de evitarlos y enfrentarlos.

Así pasaron tres días después del accidente. Taemin y Jihyun me ayudaban a ponerme al corriente con mis apuntes y si era necesario explicarme lo que no entendiera. Jungkook a veces venia a visitarme después de que terminaban las clases para ayudarme con lo que necesitara. En mi tiempo libre salía al pasillo del hospital para distraerme un rato de todo.

—. ¡Cuidado!

En cuanto me giré para ver hacia el pasillo, mis ojos se abrieron como platos al ver a un chico encima de una silla de ruedas a toda velocidad que se dirigía hacia mí. Lo único que mi cerebro pensó, fue hacerme bolita en el suelo y proteger mi cabeza con mi brazo aún funcional. Pero el impacto nunca llegó.

1996 ; P.jmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora