ventisette

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—. ¿Estás totalmente seguro que no quieres venir con nosotros?—insistió Seokjin subiendo las maletas al taxi estacionado frente a mi departamento.

—Jimin rió y negó con la cabeza por sexta vez en toda la mañana—. Vayan ustedes dos, tengo trabajo aquí.

—. Pareces disco rayado, Jin.—me burlé acercándome a Jimin y rodeando su torso con mi brazo.—. Ya le insistimos mucho. ¿No es así?

—. Cuando me convierta en CEO de Elle podremos ir a Mónaco y a cualquier parte del mundo.—respondió melosamente dejando un beso sobre mi nariz.—. Después de todo serán sólo dos semanas, ¿no es así?

—. Puede que se alargue a tres, pero no más. Lo prometo.—dije por lo bajo con una sonrisa.—. Nos vemos hasta entonces.

—. Hasta entonces.—respondió el chico y me soltó para poder subirme al vehículo.

—. Adiós, Jimin. ¡Suerte con tu estrategia!—exclamó Seokjin en cuanto ambos estábamos dentro del taxi.



[ 1 mes después ]



—. ¿Y como es Mónaco?—preguntó Yoongi inclinándose sobre mi escritorio.

—me encogí de hombros—. ¿Conoces Incheon?—Yoongi asintió—. Es un poco más sucio pero es por la antigüedad de los edificios—expliqué observando los pequeños y gatunos ojos de Yoongi abiertos en sorpresa probablemente imaginándose el lugar en su cabeza—. ¿Has visitado Ilsan?

—. Cada navidad.—respondió como si fuese muy normal.

—. ¿En serio? ¿Por qué?

—. Haewon vive ahí.—me detuve en seco y le miré en shock, Yoongi se ruborizó completamente y carraspeó—. Olvida que alguna vez te dije eso.

—sonreí con picardía y malicia—. ¿Se volvió tradición de navidad acaso?—Yoongi suspiró cansado, probablemente arrepintiéndose de haberme dicho aquello—. Dime, Yoongi. ¿Comparten pavo en Navidad?

—. Haewon es vegetariana.

—. No me refiero a comer pavo literalmente, Min.—repuse elevando mis cejas burlonamente. Yoongi terminó rindiéndose y soltó su risa avergonzada. Yo me carcajeé en su cara y negué con la cabeza—. En fin, Ilsan tiene un clima muy similar.

—. Podrías haber dicho eso desde un principio.—se quejó.

—. Bueno, ya puedo saber qué pasó exactamente detrás de los jardines esa navidad y ahora también se por qué Haewon perdió su empleo después de eso.

—. Hoseok la tenía contra ella, yo no tuve la culpa.

—. No dije que la tuvieras. Solamente se por qué.—dije y me volví a reír sobre la expresión de Yoongi y sus mejillas aún sonrosadas.

—. ¿Trabajas tarde entonces o te vas ya?—preguntó tratando de cambiar el tema.

—bufé—. Pff, ¿qué dices? ¿Ya viste la hora?—respondí exagerando mientras apagaba el computador frente a mi.

—. Bueno, todavía sigues aquí.

—. Sí, porque tenía que acabar algo y porque tú no dejarías de preguntarme sobre Mónaco.—le dije colocándome el abrigo encima.—. Ya me voy, Yoongs. Te veré mañana.

—. Seguro.

Palmeé amistosamente el hombro de Yoongi antes de que ambos saliéramos de mi oficina y nos fuéramos por caminos distintos, Yoongi todavía tenía que ordenar unas cosas antes de irse y yo ya estaba muy cansada para seguir en la oficina. Además, tenía intenciones impuras con cierto joven que seguro estaba esperándome en casa.

1996 ; P.jmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora