1996 ; P.jm

quindici

—. Buenos días.—saludó Yoongi entrando a mi oficina con unos papeles en sus manos—. Tengo un par de buenas noticias.

—suspire profundamente y me dejé caer en el respaldo de mi silla giratoria, estaba terriblemente exhausta—. Dime que terminamos con los inversionistas porque si tengo que ver a otro hombre a punto de volverse calvo y que presume una chequera de alguna marca costosa, te juro que me reviento la cabeza contra la pared.—exageré masajeando mis sienes.

—Yoongi bufó y rió cortamente por mi queja exagerada y se sentó frente a mí en una de las sillas delante de mi escritorio—. Nada de eso.—colocó los papeles en sus manos encima de mi laptop para que los pudiera leer.—. Miyoung me pidió que supervisara la sesión fotográfica de hoy y en general las de esta semana porque ella es la encargada de arreglar todo el viaje y hospedaje de Antoine en Corea.

—. ¿Pero?—pregunté inclinándome en la mesa hacia él.

—. Pero, como sabrás yo tengo que re agendar citas con publicistas e inversores que no hemos visto por el asunto de tu padre en el hospital. Además tengo que conseguir patrocinadores para las siguientes dos ediciones de la revista.

—. Al grano, por favor, Yoongi.—pedí mirándole con un poco de hastío. El pelinegro suspiró y volvió a acomodarse en la silla.

—. Tú asiste a las sesiones fotográficas de esta semana, supervisa a los modelos y yo me encargo de lo que tengas que hacer ahora.—propuso dejando sobre la mesa las llaves de la camioneta.

—. Perfecto.—sonreí victoriosa y tomé las llaves dejándole completamente libre mi espacio de trabajo a Yoongi.

Tampoco era mi cosa favorita observar las sesiones fotográficas, pero ya que todos estamos de alguna forma estresados por la llegada de esta figura pública occidental, no estaba demás supervisar que todo salga mejor que perfecto. Además, tenía demasiadas cosas en la cabeza incluyendo el estado de salud de mi padre como para no poder despejarme un rato.

Entré al salón donde se estaba organizando la sesión y observé con detalle a los trabajadores, saludé cortamente y me senté en frente de uno de los tocadores llenos de maquillaje.

—. ¡Erin!—levanté mi cabeza y miré a Jimin correr hacia mí. Tenía puesto un albornoz de seda de color caramelo. Suponía que debajo de esa prenda lo único que tenía era su ropa interior, y por mi interior rogué que así fuera porque no quería pasar por un momento incómodo.—. Qué sorpresa verte aquí, los ejecutivos no vienen a las sesiones fotográficas casi nunca.

—. Entonces supongo que no es tu primera vez en el medio, ¿me equivoco?—no era una sorpresa que los grandes millonarios no se ocuparan realmente de las sesiones fotográficas más que para lo que va a salir en la revista, en el aspecto de edición y de contenido. Jimin sólo podía saberlo habiendo trabajado antes con una agencia similar—. En realidad...vine a despejarme un rato y a cubrir a Miyoung, ella no pudo venir a supervisar todo.

—. Entonces supongo que tuve suerte.—dijo sonriendo en grande y se sentó en una silla a mi lado.—. Yoongi hyung me consiguió esta sesión. Dice que es importante para publicarla en redes sociales. Pensé que estabas detrás de esa decisión.

—reí y negué con la cabeza—. Yo no escojo a los modelos de las ediciones de la revista. Yo estoy un poco más a cargo del equipo de marketing.—expliqué encogiéndome de hombros—. Aunque no dudo que Yoongi te haya conseguido la oportunidad. Como un pequeño consejo te recomendaría que te acercaras a él, te será muy útil para ese tipo de cosas.

—. Con razón es tu mano derecha. No todos podemos hacer cosas solamente con la izquierda.—Jimin me miró profundamente, yo no estaba mirándole a él pero podía sentir el peso de su atención sobre mí.—. De casualidad...¿están saliendo?