Cinco meses de casados y cinco meses de embarazo para un lindo conejito.
La pancita que tiene ahora mismo un ex peli-azul no es tan grande, pero si lo suficiente para llevar dos bebés.
-Señor Im, podria quedarse quieto mientras le aplicó el gel- dijo el doctor.
- Es que se siente raro.
- Hijo, hazle caso al doctor.- dijo su suegra mientras sacaba su teléfono emocionada para grabar cada acontecimiento sobre sus nietos.
Youngjae asintió. El doctor terminó de aplicar el gel para después colocar el transductor en su estómago. Tanto como el menor y la señora Im miraron atentos a la pantalla, los dos avanicaron el aire tratando de ahuyentar las lágrimas que querían salir por la emoción.
- Oh.
- ¿Que sucede? ¿Algo está mal con mis nietos?- dijo la mamá de Im con preocupación.
- ¿A-algo está mal?- dijo nervioso y asustado el menor.
- Oh no, todo esta bien con su embarazo, sólo es que usted tiene a la parejita, son mellizos. Felicidades.- dijo con una gran sonrisa el doctor.
La señora Im miro a Youngjae el cual también la miro para después regalarle una dulce sonrisa, se sostuvieron de la mano y pronto se encontraban llorando.
- Por ahora no les puedo decir exactamente si son conejitos como usted o lobos como su esposo.- dicho eso le regalo una sonrisa a Youngjae.- Eso se podrá ver cuando tenga ocho meses. - y le volvió a regalar una gran sonrisa.
La madre de Jaebum fruncio el ceño y a chico sus ojos, ese doctorcito le estaba coqueteando al esposo de su hijo, y en su presencia. Eso sí que no.
- Y eso es todo, verdad.- dijo la mayor formando una sonrisa falsa.
- Si, sólo le voy a recetar unas vitaminas.- le dio un pedazo de papel a Jae para que se limpiara el gel de su estómago, para después ir a su escritorio a escribir la receta.
El doctor terminó de escribir la receta y se la entregó a Youngjae en sus manos, las cuales las sostuvo más de la cuenta ante la vista de la señora Im, quien apartó las manos de ese doctor para despedirse y así salir de aquel consultorio.
Jaebum quien se encontraba afuera del consultorio con los brazos cruzados esperando a su esposo y madre, movía incontablemente su pierna. La puerta fue abierta y el se puso de pie.
- Mamá.
- Tienes razón, ese doctor se come con la mirada a mi pequeño.
- Ves te dije.- dijo viendo al menor con una sonrisa de victoria.- Ya no te traeré más aquí, buscaremos a una doctora beta.- dicho eso sostuvo la mano de su esposo para empezar a caminar fuera del aquel hospital.
Youngjae sólo volteó los ojos, desde que ese doctor se le fue asignado hace un par de meses se había comportado muy bien, pero para Jaebum que lo acompañaba sin falta a cada consulta sólo lo veía como alguien que se le quiera meter por las piernas a su conejito. Por las sonrisas que le regalaba dicho doctor a Jae, casi fue matado por Jaebum la cita anterior y por tal motivo no había entrado al consultorio está vez. El Alfa había hablado con su madre de tal comportamiento que el menor negaba, por eso dijo su suegra; yo iré esta ves a la cita contigo para ver si es cierto o sólo está de celoso posesivo el loco de mi hijo.
Pero lo que Youngjae no sabía, es que su suegra y Jaebum estaban cortados por la misma tijera.
- Adiós doctorcito bonito- dijo el menor moviendo su mano en forma de despedida.
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Sinvergüenza || 2Jae ||
De Todo"Un matrimonio arreglado entre un Alfa y un Omega, ¿Que podría salir mal?"