JiCheol ♡ Love yourself.

29

La sonrisa de JeongHan se desvaneció cuando abrió el obsequio de JiHoon en el restaurante donde esa noche se habían reunido a cenar —Una piedra —Dijo sacándola de la caja, escuchando las risas de sus amigos al ver pintada una carita enfadada.

—Lo que siempre quisiste —Molestó SeungKwan abriendo la caja que tenía frente a él —¡¿Qué demonios haré con una piedra?!

SoonYoung y Joshua rieron a carcajadas y JiHoon se levantó de su lugar para dejar otra caja frente a JeongHan y SeungKwan dejando también un beso en la mejilla de cada uno.

Ellos habían sido los primeros en percatarse del lindo brillo en los ojos del pequeño omega.

Donde se reflejaba su preciosa alma y noble corazón, un tanto inocente y un poco más valiente.

El lunes en la mañana JiHoon acomodó su flequillo bajo la boina gris y tomó los documentos abrazándolos contra su pecho antes de salir de casa en dirección a la compañía, al llegar saludó alegremente al personal de seguridad y apresuró el paso para tomar el ascensor pero se detuvo de golpe al encontrarse con un atractivo e imponente alfa que vestía un traje formal.

—Buenos días señor Choi —Habló con formalidad.

—Buenos días —Se hizo a un lado permitiendo que el menor entrase sintiendo como se aceleraba su corazón.

Las puertas se cerraron y JiHoon no resistió demasiado en levantar la cabeza mirando al pelinegro pero la bajó rápidamente cuando el alfa lo miró a los ojos, apretó los labios marcando los hoyuelos en sus mejillas las cuales tenían un lindo sonrojo que hizo sonreír al mayor.

Caminó detrás del alfa.

Dos pasos que para SeungCheol eran innecesarios.

Y demasiados.

En la sala de reuniones saludaron a los trabajadores que los esperaban para exponer los avances y nuevos proyectos, SeungCheol acomodó la silla para JiHoon y se sentó en su lugar.

—¿Comenzamos?

El día transcurrió entre llamadas confirmando importantes reuniones y eventos sociales, archivos y contratos que se fueron acumulando en el escritorio de SeungCheol y planos que debía corregir.

Al anochecer JiHoon ordenó los bolígrafos en su escritorio y colgó el bolso color café en su hombro, salió del edificio y sonrió ampliamente al encontrarse con SeungCheol a un lado de su automóvil, con la puerta abierta, esperándolo.

Caminó hacia el mayor y éste ofreció su mano caballerosamente ayudándolo a subir.

Lo mismo hizo al llegar a su casa, SeungCheol fue el primero en bajarse y rodear el vehículo.

—Pensé que te quedarías trabajando —Comentó JiHoon.

—Ahora volveré.

—SeungCheol —Lo regañó agudizando su voz —Pude haber tomado el autobús.

—No me molesta venir a dejarte —Habló el mayor —Además así puedo estar un ratito más contigo.

—¿Las horas en la oficina no son suficientes? —Preguntó divertido.

—No, no lo son —Rió junto al pequeño adorando ver su sonrisa y la manera tan coqueta en la que desviaba su mirada y luego regresaba a él, como si no pudiese evitarlo.

—Pude darme cuenta.

—¿Por qué lo dices?

—Me llamaste pidiendo documentos que estaban en tu escritorio —Lo acusó JiHoon levantando las cejas —Y diseños que estaban en la mesa.

—¿Eso hice? —Preguntó haciéndose el desentendido.

—Sí, eso hiciste —Respondió dando un paso hacia SeungCheol.

—Que despistado.

—Mañana seré yo quien te llame.

—¿Me pedirás que vaya a tu escritorio?

—Sí.

—¿Y por qué?

—Para verte —Contestó esbozando una sonrisa que SeungCheol deseó besar.

A pesar de la ocupada agenda del arquitecto salir del trabajo e irse juntos se volvió una costumbre, al igual que las sonrisas en el ascensor, el evidente coqueteo en la oficina y los acercamientos al anochecer que terminaban con los labios de SeungCheol en las tersas mejillas de JiHoon.

Quedándose allí más tiempo del que debiese.

Disfrutaba del aroma a lavanda del omega.

De su respiración y del débil agarre en su chaqueta evitando que se alejara.

—¿Dónde iremos a cenar? —Preguntó JiHoon abrochando el cinturón de seguridad.

—A mi casa —Respondió el alfa echando a andar el vehículo —Hoy cocinaré para ti.

Y así fue, en un íntimo ambiente SeungCheol cortó y preparó los ingredientes como si fuese un experto en ello mientras JiHoon estaba sentado en uno de los taburetes detrás de la isla de la cocina, mirándolo moverse de un lado hacia otro, con la camisa arremangada y los primeros botones abiertos.

Finalmente colocó los platos en la isla y JiHoon probó un bocado.

—¿Cuál es el veredicto? —Preguntó SeungCheol.

—Está delicioso —Respondió con sinceridad.

—¿Volverías a este restaurante?

—Sin dudarlo —Comió otro bocado y tomó la servilleta para limpiar las comisuras de sus labios.

—Entonces tendrás una reservación ilimitada.

—¿Reservación ilimitada?

—Puedes venir el día que quieras, a la hora que quieras y ese lugar estará disponible solo para ti.

JiHoon bajó la mirada con una temblorosa sonrisa sintiendo un agradable cosquilleo en su estómago, no era la primera vez que sucedía pero si fue la primera vez que aquel cosquilleo envolvió a su corazón haciéndolo sentir cálido y protegido cuando el alfa colocó dos dedos en su mentón, levantando delicadamente su cabeza.

—Estoy aquí —SeungCheol susurró con dulzura, perdiéndose en los afilados y encantadores ojos de JiHoon.

Después de cenar y conversar, JiHoon tomó sus pertenencias y SeungCheol fue a dejarlo a casa.

—Hoy en la tarde fui a la oficina del señor Chwe —Dijo JiHoon caminando por el jardín, escuchando el canto de los grillos —Contraté sus servicios como abogado.

El alfa se detuvo y el menor avanzó unos pasos más, hasta llegar a la puerta de su hogar donde se dio la media vuelta.

—Comenzaré los trámites para mi divorcio.