18. Ella no es inocente

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Noel

Una vez salimos sigilosamente tras Nancy todo tipo de situaciones inundan mi mente.

Por un lado no quiero imaginarme que podría hacer Leslie en su estado mental frágil si llega a enfrentarse a Joseph, Alaia y Alec.

Quiero pensar que estarán bien pero está situación tiene mi mente jodida y hay muchos escenarios no muy buenos pasando como una película en mi cabeza.

―¿Estas bien Noel? ―Cathy susurra a mi lado y me tenso, tampoco quiero que corra peligro aún estando a mi lado.
―Estoy bien Catheryn, creo que perdemos el tiempo mientras sé que el verdadero peligro está más allá con nuestros amigos.

Ella me mira y parece muy enojada... Aunque eso no es una sorpresa, parece enojada todo el tiempo cuando estamos a un paso y todos lo ven como atracción sexual, pero es erróneo.

―Ella no es inocente...
―¿Y eso que? Leslie está allí y es la que realmente sabemos que es peligrosa.
―¿No lo ves cierto? Leslie es una chica torturada, para haber hecho esto debe estar muy desequilibrada pero que su hermana unos años mayor la apoye... Es aún más enfermo.

Ambos miramos como ella trabaja, parece tan cálida con todos mientras navega por las mesas. Nadie diría que tras tanta amabilidad se esconderia alguien tan bajo.

―Tienes razón, pero llevamos la mayor parte de la mañana detrás de ella y no hace nada sospechoso... No hay pista tras la que ir.
―Las pistas están ahí Noel, sólo debemos prestar atención.

Resoplo indignado y seguimos observando desde el local del frente que por cierto está abandonado.
―Estamos perdiendo el tiempo...
―¡Detente! ¿De acuerdo? Tu no las conoces. Leslie puede estar bien, pero cuando su hermana llega a casa... Es como una espesa niebla que se arrastra sobre ella y se lo lleva todo. Cambia radicalmente.

No digo nada y guardo silencio por varios minutos en los que sólo observamos en total estado de alerta a que haga cualquier cosa que no sea trabajar.

―¿Cuando se lo vamos a decir?

Me quedo paralizado por un segundo y la miro tratando de ubicarme en su pregunta cuando la comprensión llega a mi.

―Eres tu quien trata de guardar secretos hacia todos... Y luego me tratas como si fuera el culpable de todos tus males.
―¡Eso no es verdad! ¿Ves? Justo eso es lo que me molesta. Eres dramático a más no poder y siempre tienes algo negativo para decir.
―¿Será porque tengo la razón?

Resopla y parece lo suficiente enojada conmigo en este momento.
―He dejado de bromear con esto Noel... Estoy absolutamente cansada.
―Deja de descargar tu frustración conmigo entonces y afronta la situación.

Respiro hondo esperando el acostumbrado veneno que ella lanza hacia mi cuando está a mi alrededor. Sin embargo nada sucede porque en ese momento Nancy desaparece de nuestra vista y ambos nos tensamos.

―Desapareció en su oficina...

Ambos contenemos la respiración y tras varios minutos nada sucede.
―¡Joder! Debemos entrar allí ahora.

Cathy salta a mi lado recogiendo su pequeña bolsa mientras nuestros celulares reciben notificaciones al mismo tiempo.

―Debe ser un mensaje importante de los chicos ―saco mi celular pero Cathy pasa frente a mi.
―¡Suerte con eso! Yo iré a ver que sucede allí.

Miro la pantalla de mi celular, el mensaje de Joseph es claro, preciso y conciso...

"Estamos tras Leslie. Entre la maleza frente a su casa se ha hecho un camino que hasta ahora hemos podido seguir. Nuestros celulares perderán conexión desde aquí pero ve con la Policía y los padres de Beth... Y cuidense de Nancy."

Toda mi piel se eriza cuando termino de leer su mensaje y no puedo más que pensar... Mis amigos están en peligro.

Corro tras Cathy que por lo visto ha armado un escándalo en la cafetería de Nacy.

―¡Ella estaba aquí! ¿A donde ha ido?
―Calma señorita, no se donde ha ido pero supongo que volverá.

La chica está arrinconada y tiembla como una hoja pero las pocas personas en el lugar no hacen nada para ayudarla.

―¡No puede entrar ahí! ―una chica tras un mostrador me grita mientras paso por su lado hasta la oficina y la puerta está abierta.
―No está aquí Catheryn... Debemos irnos.

Salimos corriendo del lugar mientras todos nos observan sin entender nada, sin duda sabrán lo que ha estado pasando justo frente a sus ojos.

―¿Que haremos ahora? La hemos perdido ―parece a punto de llorar y no es hora de derrumbarse― ¿Donde están los demás?
―Están en el bosque, sin señal... Debemos ir tras ellos con la Policía y los padres de la niña.

No lo pensamos más y entramos en la estación minutos después.

―¿Ustedes hicieron la llamada de anoche y causaron alboroto en nuestro sistema? ―un aburrido uniformado parece divertirse a nuestra costa.

Cathy sale airada empujando a todo el mundo y como temo que nos arresten salgo tras ella al intenso sol que está arriba en el cielo.

―¡Es inútil! Elisabeth y John no nos creerán... Pensarán que es una broma.
―¡Estúpidamente no me quedaré aquí a esperar por estos imbéciles para ir con ayuda extra a mis amigos!

Cathy parece poseida y se va corriendo por el camino hacia la casa de los Routh.

―¡Tienen que creernos! Estamos diciendo la verdad... Nuestros amigos están justo allí en el bosque con una desequilibrada mental y otra sin alguna causa aparente.

Elisabeth y John Routh nos miran sin saber que creer tras 5 minutos de una charla desordenada.

―Señora Routh ―un chico que antes he visto trayendo el correo llega a la casa― Es una entrega urgente a su nombre.

La pobre mujer toma la caja con manos temblorosas mientras sus ojos son cautelosos hacia nosotros.

El ambiente se llena de temor mientras ella abre la caja. Cuando cae de rodillas siento mi cabeza palpitar y su marido sólo se precipita a sostenerla.
Está puede ser la última vez que la veas... Y también lo último que pueda a tener antes de que el pantano se la trague... ―la madre lee en voz alta pero tan rota como debe estar su corazón.

Sostiene un mechón de cabello rubio y cuando se lo lleva a la nariz sus ojos empiezan a derramar lágrimas de dolor.
―Mi bebé... ¡Mi bebé! ¿Donde está mi bebé?

Su esposo la sostiene y parece tan rota como el, sin embargo se arma de valor y nos mira.
―No se muevan de aquí...

Deja a su esposa y Cathy se acerca a ella dubitativa pero Elisabeth no la rechaza, más bien se deja sostener.

Cuando un arma es puesta frente a mi no tengo palabras.
―¿Haz disparado alguna vez muchacho?
―No... Señor.
―Por lo que cuentan no sabemos lo que está pasando pero están mas cerca de lo que hemos estado... Así que iremos allí ahora.

Mis ojos se encuentran con los de Cathy y esta me mira con total determinación mientras me pregunto, ¿cuando crecimos tanto y como nos metimos en esto?

―¿Estamos listos para partir?

John Routh se muestra imponente y me imagino a este poderoso hombre en los juzgados, Elisabeth Routh ya no llora y se para junto a su marido mientras unen sus manos mostrando entereza y resolución.

Extiendo mi mano hacia Cathy y con una confianza que nunca me había brindado me toma la mano.

―Estamos listos ―decimos al unísono mientras una sonrisa traviesa se coloca en sus labios.

La aventura llega a su fin... Y esperamos llegar a tiempo.

 

Los Sueños De AlaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora