Rosas y Mentiras

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Una luz cegadora la hizo cerra los ojos al intentar abrirlos. Sentía el cuerpo entumecido y cansado.

—¿Cómo te sientes?

—Percy ¿qué haces aquí? —pregunto desconcertada por su presencia—. Pensé que ya... no querías verme.

—No pienses en eso ahora —dijo con total sinceridad—. Yo... me exprese mal, yo no estaba tratando de dejarte solo quería alejarme para poder pensar.

Él se acercó y le dio un suave beso en la frente.

—Te amo Annabeth y te juro por el río estigio que jamás voy a dejar de hacerlo —dijo mientras un trueno se escuchaba a lo lejos sellando su promesa por siempre.

—Yo también te amo, pero y el bebé —se llevó las manos al vientre— también a él lo querrás, aunque no...

—Ese bebé —dijo poniendo su mano sobre las de ella— es mi hijo y pase lo que pase siempre lo será. Te prometo que tratare de ser el mejor padre para él.

—O para ella —dijo Annabeth conmovida por sus palabras.

—O para ella —el coincidió—, si es una niña me gustaría que fuese idéntica a ti.

—Yo solo deseo que este bien y sea como sea estoy segura de que era él niño o la niña más hermosa.

—Serán los bebés más hermosos

—dijo entrando el nuevo médico del hospital.

—¡Will! Que sorpresa —dijeron ambos al verlo.

—Sorprendido estoy yo de verlos aquí y saber que van a ser papás. Dioses no quiero ni pensar cuando la cabaña de Afrodita se entere.

[***6 Meses después***]

—Dioses estas enorme, pareces una pelota.

Todos lo miraron con sorpresa.

—Gracias Leo eres el mejor levantando el ánimo.

—Lo siento, no pude evitarlo —le dijo a la rubia de mirada furiosa.

—Te aconsejo por tu bien no hacer más comentarios de ese tipo —le dijo Percy pasando su brazo por los hombros de la rubia—. Annabeth está muy sensible últimamente.

—Si, ya me quedo claro —murmuró el latino al pensar en lo que la chica podría hacerle si realmente se enojada con él.

—Y bien ¿para qué nos llamaron? —les pregunto Jason para evitar que Leo siguiera cavando su propia tumba

—Queremos darles una noticia —dijo apretando la mano de Annabeth.

—Ya se Will se equivocó y Annabeth no va a tener mellizos sino quintillizos.

—Leo ya parale —le dijo Piper— porque se van a repartir golpes y me parece que te los vas a llevar todos.

—Pero Pipes.

—Nada Leo ya deja terminar a Percy que me muero de curiosidad.

—Nos vamos a mudar a Canadá.

—¡¿Qué?!

—Queremos comenzar de nuevo estar lejos de... los recuerdos.

Alejarse había sido una decisión difícil para ellos, pero con los meses habían llegado a la conclusión de que era lo mejor que podían hacer.

Zeus aún seguía mandándole rosas ocasionales a Annabeth haciendo que para Percy cada día fuese más difícil mantener la promesa que le había hecho de no cometer ninguna estupidez. Además, Annabeth no quería que nadie más se enterara de lo sucedido por miedo a que Hera se enseñará con sus hijas.

Dioses cada día era más difícil continuar.

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