𝓡𝓞𝓢𝓐𝓢 𝓟𝓐𝓡𝓐 𝓐𝓝𝓝𝓐𝓑𝓔𝓣𝓗

...verdadero amor

[***5 años después***]

—Tienes que controlarte Percy —le dijo Atenea quien con el tiempo y al ver el amor que le tenía a su hija le había llegado a tomar afecto—. Puedes atacarlo por siempre pero nunca podrás vencer.

—Estas diciéndome que todo esto es inútil que llevamos casi 15 malditos años en guerra para nada.

—No, yo no estoy diciendo que no podamos vencerlo solo estoy diciendo que ese no es tu destino hacerlo.

—¿A qué te refieres con que no es el destino de Percy hacerlo? —pregunto Poseidón.

—Recuerdas la única profecía que habla sobre la caída del mandato de Zeus.

—Pero esa profecía es...

—Es real y hasta hoy es que realmente lo sé.

—¿Y estas dispuesta a hacerlo? —le pregunto Poseidón.

—Alto —dijo Percy—, pueden hablar claro.

—Estamos hablando de la profecía que dicta que Atenea es la única que puede o más bien que está destinada a destronar a su padre al igual que él lo hizo con Cronos y él a su vez con Urano —dijo mirando fijamente a la diosa de la sabiduría.

—Entonces nada está perdido —murmuro con una extraña sonrisa— tú vengaras la muerte de Annabeth.

—No —los ojiverde la miraron con desconcierto—. La profecía no habla de mí.

—Pero si la profecía habla claramente de ti, a casó no dice que Zeus estaba destinado a ser de derrotado por Atenea la sabia hija de Metis.

—La profecía no dice eso —rodó los ojos—. La profecía dice;

Atenea la que de la sabiduría desciende

Destinada a la venganza contra el quien la procreo

El Olimpo peligrara ante sus manos

Cuando su ira descienda contra el trono mayor

—¿Lo entienden?

—Lo único que yo entiendo es que por primera vez la diosa de la sabiduría está equivocada —concreto Poseidón—. La profecía claramente está hablando ti, dice muy claro; Atenea la que de la sabiduría desciende y habla de que destruirás a tu padre el del trono mayor. Acaso no era tu madre la titanaede de la sabiduría, no te llamas Atenea, no es Zeus tu padre.

—Si, pero —su voz se volvió sombría— no soy la única hija de Zeus que se llama Atenea que descienda de la sabiduría y que tenga motivos para querer vengarse de él.

—Crees que Aty es la de la profecía —pregunto Percy con la esperanza de que le dijera que no.

—Si, después de todo si la profecía hablará de mi ¿no creen que ya la habría cumplido después de tanto tiempo?

—En eso tienes razón y si es verdad debemos preparar a Aty lo antes posible y tal vez —miro a su hijo con una mirada de disculpa— debería considerar la opción de bendecirla. Para protegerla cuando ella se enfrente a él, Atenea debe ser una diosa.