Preparando las Rosas

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[***7 Meses después***]

Los meses pasaron lentamente mientras todos se preparaban silenciosamente para la guerra.

—Lo mejor que pueden hacer en estos momentos es llevar a las niñas a un lugar donde estén a salvo.

—Odio decirlo, pero estoy de acuerdo con Atenea —afirmo posando su mirada verde sobre ella—. Yo podría llevar a Sally a mi palacio, ella estaría a salvo ahí, pero me temo que no puedo hacer lo mismo con Aty mi elemento podría ser hostil con ella.

—No podrías hacer algo... no sé tal vez darle tu bendición —sugirió Percy.

—Eso sería lo último que Poseidón debería hacer por ella.

—¿Por qué? —pregunto Annabeth confundida—. Solo es una bendición.

—Alguna vez se han preguntado porque los tres grandes no le damos nuestra bendición a los mortales o semidioses.

—Jamás había pensado en eso —murmuró Annabeth—. Ahora que lo dicen supongo que es por algo en especial.

—Lo es —corroboro Poseidón—. Nuestra bendición es mucho más poderosa que la de los demás dioses.

—¿Qué tan poderosa es? — pregunto Percy con algo de curiosidad.

—Porque no se los explicas tú —le dijo Poseidón a Atenea.

La diosa rodó los ojos ante la pereza del dios de los mares.

—Cada una de las bendiciones de los dioses es distinta. Entre más poderoso es el dios más estragos causa en quien la recibe —explico—. Les explicare el caso en un mortal para que lo entiendan mejor. Si un mortal es bendecido por un dios menor este solo se volvería más hábil en el dominio del dios nada más.

—En cambio con los Olímpicos es distinto —comento Poseidón interrumpiendo a Atenea—. Una bendición de ellos le otorgaría una pequeña parte de divinidad a un mortal, bueno siempre y cuando la bendición no sea de Atenea.

—¿Qué pasa con tu bendición madre?

—De todos los Olímpicos yo soy la más poderosa sin tomar en cuenta a los tres grandes y por lo tanto mi bendición es mucho más fuerte podría hacer pasar a un mortal como un legado.

—Eso es impresionante —murmuró Percy—, pero que pasa con tu bendición Papá y que pasaría si se la otorgas a Aty.

—La bendición de cualquiera de los tres grandes convertirá a cualquier mortal o semidios en un legado directo nuestro como si fuese nuestro nieto, le daría la divinidad suficiente para ser una cuarta parte dios.

—Tú y Annabeth son semidioses porque obtuvieron la mitad de nuestra divinidad y la mitad de la mortalidad de sus padres. Sally también es una semidiosa por que obtuvo la mitad de la divinidad y la mortalidad que ustedes poseen. Pero Atenea es diferente ella obtuvo la mitad de la divinidad de Zeus y la mitad de la divinidad y mortalidad de Annabeth.

—Lo que la hace ser más poderosa que nosotros —susurro Annabeth mientras pensaba— ella es un 75% y si recibiera su bendición —dijo mirado al dios de los mares— le estaría entregando la cuarta parte de divinidad que le falta y ella se convertiría en una diosa.

—Una diosa con el poder de Atenea, Zeus y Poseidón.

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