Advertencia sin una Rosa

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—¡Deja a mi hija!

Hera se sobresaltó al escuchar su voz había estado tan concentrada en su odio que no había escuchado sus pasos.

—Hera, por favor deja a Atenea en paz.

—La llamaron Atenea —murmuró lentamente— justo como su hija favorita. ¿Acaso quieres que ella sea también su hija favorita? —pregunto posando su mirada en Annabeth.

—Jamás he pretendido eso, Zeus podrá haberla engendrado, pero su padre siempre será Percy. Ahora entregarme a mi hija.

—Pero ella no es tu hija —dijo esta vez mirando a Percy— acaso no sientes odio al verla, no te recuerda la traición que viviste. Yo solo quiero ayudarte a recuperar la familia que mereces, ya tienes una hija, una niña preciosos. No la necesitas a ella —dijo mirando a la bebé.

Percy percibió el inmenso odio que había en la mirada de Hera y entonces supo que ella estaba dispuesta a todo con tal de obtener su venganza y no le importaba descargar su odio contra una niña indefensa que no tenía culpa alguna de lo que había sucedido.

—Tienes razón —dijo mirándola directo a los ojos— ella siempre va a recordarme lo que paso, me recordada al engaño y el odio que siento.

—Percy ¿qué estás diciendo? —susurro Annabeth al escucharlo decir eso de una manera tan fría.

—Ella debió haber sido mi hija —susurro acercándose a la diosa—, pero no lo es.

Hera lo miro sonriente, dejo su pose defensiva al ver ese odio oculto en su mirada verde él tampoco quería a la bebé no le importaría si la hacía desaparecer ni tampoco lo evitaría.

—Sabía que entraría en razón —bajo la guardia—. Lo vez Annabeth es mejor si me deshago de ella Percy tampoco la quiere y solo sin ella serán felices.

—No —miro a Percy con una súplica silenciosa—. ¿Qué estas asiendo?

Él se acercó lentamente a Hera y entonces le dio una mira tranquilizadora. Esa mirada solo significaba que algo estaba planeando y sus planes siempre terminaba en desastre, ella se acercó hasta la cuna de Sally y la tomo en sus brazos.

Ella retrocedió hasta la puerta y en cuanto lo hizo Percy le arrebato a Atenea de los brazos a Hera quien se encontraba distraída mirándola burlona.

—¿Qué haces Perseus?

—Estoy recuperando a mi hija —dijo situándose al lado de Annabeth—, si escuchaste bien esta niña es mi hija y voy a protegerla de quien sea necesario incluso de ti. Vete y no te atrevas a hacer nada contra nosotros ah y dile a tu flamante esposo que deje a Annabeth en paz porque ya estoy harto de su maldito cinismo —expreso con todo el coraje que sentía—. Esta vez estoy dispuesto a todo con tal de proteger a mi familia.

—A caso me estas amenazando Perseus.

—No es una amenaza, es una advertencia. vuélvanse a meter con mi familia y yo me voy a encargar de terminar lo que Cronos no pudo.

Hera lo miro con rabia antes de desaparecer, sabiendo que ya no había nada que pudiera hacer.

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