Gerard
Frank y Zach no tardaron mucho tiempo en llegar y tomar asiento en nuestra mesa. Ambos se sentaron uno al lado del otro, Frank descansando su cabeza sobre el cristal de la ventana quedando justo enfrente de mi. Se veía pálido y parecía estar rígido, como si se sintiera incómodo de repente. Zach se veía como siempre así que supuse que no había pasado algo entre los dos.
Frank estaba distante con todos y si lo hubiera conocido por más tiempo, hubiera tomado su mano o hacer cualquier cosa para ofrecerle apoyo. Acababa de ganar un partido de football, dónde había quedado su linda sonrisa de antes?
"Estoy muerta de hambre. Qué ordenaremos?" Preguntó Lindsey, sin perder el tiempo yendo a tomar un menú de la mesa.
También tomé un menú, usándolo para distraerme del repentino cambio de Frank y decidiéndome rápidamente por una hamburguesa, papas fritas y otro batido de menta.
"Básicamente todos queremos hamburguesas, cierto?" Zach preguntó. Lindsey y yo asentimos mientras Frank se quedaba callado. Zach volteo a verlo un tanto confundido.
"Qué quieres ordenar?" Frank se encogió de hombros.
"Ya no tengo hambre. Me duele el estómago, creo que solo tomaré un poco de agua".
Me preguntaba si Elena lo dejaría solo beber agua, en mi interior desee que no y lo obligara a comer.
Elena apareció unos cuantos minutos después, sonriendo ampliamente mientras me lanzaba una mirada curiosa y nerviosa a la vez al igual que la primera vez que nos conocimos. Acaso no le agradaba? No parecía que Elena fuera ese tipo de personas así que deje ese pensamiento atrás y le sonríe de vuelta.
"Hola chicos, cómo les va?" Preguntó, saludándonos a todos con una sonrisa amigable. Había algo en ella que me hacía querer conocerla, hablarle. Sus ojos llamaban mi atención, de un color verde similar a los míos y también el lunar en su mejilla izquierda; mi madre tenia uno similar y yo también. Elena hacía sentir a todos sus clientes como si fueran parte de su familia, y aunque solo había estado aquí dos veces, era un sentimiento fácil y acogedor.
"Hola Elena". Respondió Lindsey. "Acabamos de llegar de un gran juego. Frank estuvo genial y lo ganó por nosotros". Al escuchar a Lindsey, Frank sonrío solo un poco pero su rostro seguía igual.
"Bien hecho Frankie". Elena le envió una de sus lindas sonrisas a Frank, demostrándose orgullosa de él.
"Sí, y yo ayudé ". Agregó Zach. Elena no parecía estar engañada ni un poco.
Cada vez que la observaba podía ver más cosas en ella que me intrigaban. No era tan alta, probablemente de la misma altura que yo. Su cabello algo encanecido y ondulado, su nariz respingada; se parecía mucho a mi madre y un pensamiento alocado cruzó por mi cabeza el cual deseché rápidamente.
Elena puso sus manos en sus caderas, observando a Zach como si pudiera leer su mente. "Oh Zach, se que te graduaste el año pasado en este lado de la ciudad. Sería como un milagro que esos muchachos del lado norte hayan escuchado de tus talentos excepcionales y te hayan llamado para que jugaras con ellos".
Zach soltó una carcajada "Bueno, quizás exageré un poco. Solo lo animé desde las bancas".
Elena rodó sus ojos y se volvió hacia mi, con esa sonrisa amistosa. "Es bueno verte de nuevo por aquí Gerard, podría saber tu apellido?"