Capítulo 22

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- ¿Os ha gustado la visita? -preguntó Ana a sus hijas aunque ya sabía la respuesta.

Aunque ellas mismas habían pedido ese plan familiar hacía un par de semanas, quizás para las dos pequeñas había sido demasiado largo y aburrido, y a pesar de que lo habían pasado bien ahora estaban muertas del cansancio. Mimi llevaba a Inés en brazos y la pequeña estaba ya practicamente dormida, así que ni respondió.

- Sí -respondió entusiasmada Emma, quién realmente si había disfrutado de aquel plan de sábado tarde.

- A mi también, pero tengo hambre -añadió la mediana de las tres.

- Ahora vamos a merendar Lola, y te podrás pedir lo que tu quieras -le dijo la rubia para que no se pusiera pesada con el tema- ¿Que es lo que más os ha gustado? -les preguntó.

- Todo -respondió Emma- ¿Podemos volver otro día? -le pidió a sus madres.

- Claro, otro día podemos volver o ir a otro sitio -le propuso Ana.

- Mamá, ¿enserio trabajabas aquí? ¿No te perdías? Es que es muy grande -preguntó Lola inocentemente.

A la pequeña le costaba entender que su madre hubiese trabajado de otra cosa que no fuese profesora, pues para ella, su madre siempre había sido maestra y le era imposible imaginarsela en otro rol.

- Bueno, pues alguna vez si que me perdí -confesó Mimi- pero normalmente estaba en las taquillas, dónde hemos comprado el ticket para entrar -le explicó a su hija.

- ¿Y mami venía a verte? -le preguntó Lola en una de sus salidas más inesperadas.

Desde luego que la pregunta fue para incomodar tanto a Ana como a Mimi, aunque estaban haciendo un gran esfuerzo para mantenerse unidas y sin discutir delante de sus hijos, sobretodo de las más pequeñas, había momentos que les apetecía mandar todo a la mierda.

- Claro, vino un par de veces -le comentó la rubia.

Mimi llevaba toda la mañana y parte de la tarde trabajando, probablemente más tiempo del que iba a cobrar a fin de mes, pero ese día tenía un plan y una invitada especial, así que poco le importó. Con un mensaje de WhatsApp la rubia pudo saber qué Ana ya andaba por allí y se escabulló de sus obligaciones para ir a por ella.

- Hola -la saludó dándole un fuerte abrazo. 

Mimi siempre daba abrazos a todo el mundo, eso poco significaba para ella, tan solo que le caías bien y estaba contenta por verte de nuevo, por el contrario, Ana casi nunca los daba, pero no pudo rechazar el de la granadina

- ¿Vamos dentro? -dijo cogiéndola de la mano y llevándosela por la puerta de empleados.

- ¿Por aquí entráis vosotros? -preguntó la canaria que observaba todos los detalles de aquel largo pasillo por el que Mimi la llevaba.

- Ya ves -respondió esta- Las entrañas de la Sagrada Familia.

- Está guay -comentó la otra que andaba algo embobada observando aquello, era un simple pasillo, pero había muchos detalles en los que reparar; había unos cuadros enmarcados con los planos de Gaudí y distintas fotografías que mostraban el proceso de construcción de aquel templo.

Nueve y medio | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora