Ana aprovechó que tenía tres horas libres entre clase y clase para bajar a la playa. Pese a estar a media hora de ella, se pasaba meses sin pisarla, al final con el día a día y todo el trabajo, apenas salía de la ciudad donde vivía.
Ana cogió el coche y en un momento se plantó en La Barceloneta, la playa más turística de Barcelona, y donde había vivido con Mimi en sus primeros meses de relación.
Ana no iba precisamente por eso allí, si no porque necesitaba el mar, era una necesidad que la llamaba desde hacía días, necesitaba relajarse escuchando las olas del mar, aunque fuese febrero y las ganas de pegarse un baño fueran nulas.
Empezó a pasear descalza por la arena, con los zapatos en mano, prácticamente eran ella sola y el mar rompiendo contra las rocas.
Ana respiraba fuerte intentando impregnarse de ese ambiente húmedo y salado inconfundible de la playa mientras cerraba los ojos intentando aislarse, ni que fuese un segundo, del mundo exterior.
Ana no quería pensar en ello, pero le fue imposible no recordar sus comienzos con Mimi, justo en esa playa, era completamente inevitable, formaba parte de su vida, o más bien sus vidas y sus recuerdos, en común.
- ¿Quieres un café? -le preguntó Mimi a Ana.
Ana se acbaba de levantar y llevaba un par de minutos mirando a un punto de la cocina, no estaba pensando en nada, estaba demasiado dormida para eso.
Poco tiempo conviviendo con ella había necesitado la rubia para darse cuenta que Ana no era para nada una persona de mañanas.
- Por favor -le pidió esta desfijando su mirada y tocando de pies en la tierra- Me hace gracia -comentó con una ligera risa mientras Mimi encendía la cafetera.
- ¿El que? -preguntó la rubia sin pillar por donde iba.
- Siempre me haces café, pero tu nunca tomas, tu siempre tomas té -dijo señalando su taza- ¿Por qué no ofrecerme té? -le preguntó curiosa.
- Es que tienes cara de tomar café -le respondió.
- ¿Y que cara es esa?
- Pues no sé, es algo que se nota Ana, por ejemplo la tuya es una cara de café -le explicó Mimi. Ni siquiera ella sabía el motivo por el que sabía que a la canaria no le gustaba el té, pero estaba al cien por cien segura de ello- Toma, venga pega un trago -la retó ofreciendole su taza.
La morena cogió la taza y miró con algo de asco ese líquido rojo, no había probado el té en su vida, y estaba segura que le tendría que dar la razón a Mimi.
Olisqueó un poco antes de pegar un sorbo, lo que le provocó aún más asco, pero eso no le impidió beber un poco de ese té. No pudo evitar hacer una gran mueca al tomarlo, dejando en evidencia que la rubia tenía razón.
-¿Ves? -le dijo Mimi cogiendo su taza de nuevo- No te gusta, acerté -dijo con una sonrisa victoriosa.
- Tu eres un poco bruja ¿no? -respondió Ana bromeando.
- Anda, aquí tienes -dijo dejándole la taza de café en la barra de la cocina.
- Gracias -respondió esta agarrándola y pegándole un buen trago de inmediato. Lo necesitaba, sin su café no era persona ni podía funcionar.
- Grasias -la imitió Mimi exagerando esa s tan característica del acento canario de su amiga.
- ¡Ey! -se quejó- No te rías de mi
- No me río, si me encanta tu asento -le dijo siguiendo con la broma de imitar el habla de la morena.
- ¡Mimi! -dijo echándole la bronca pero sin poder evitar reirse por lo que acababa de hacer.
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Nueve y medio | WARMI
FanfictionUn matrimonio, más de 20 años de relación y siete hijos y medio. Ana y Mimi tienen la vida que siempre habían soñado, formar una familia y el trabajo de sus sueños, pero quizás conformarse con solo eso fue un error.