Capítulo 15

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- Es que tía, me parece muy fuerte que después de todo lo que ha pasado se quiera hacer la víctima, ¿no crees? -comentó Natalia- Mucho cuento tiene esta -se quejó tras escuchar el relato de su amiga sobre lo sucedido ese fin de semana.

- A ver Natalia, tienes que entender que a ella también le dolerá dejarlo después de tanto tiempo, y espero que así sea, por que si no... -reflexionó en voz alta Mimi- Y te juro que yo me quiero llevar bien con ella, pero hasta que no entienda que cada una por su lado se va a hacer difícil todo esto -se lamentó Mimi que realmente no quería que las cosas estuviesen mal entre ambas.

- Ya tía, pero tendréis que comunicaros y hablar, no podéis vivir bajo el mismo techo sin dirigiros la palabra -le replicó su amiga.

- Claro que vamos a hablar, de los niños y eso, pero es que parece que por momentos quiera volver, y eso, sinceramente, me da mucho miedo -confesó la rubia.

- Mimi no me digas eso, ¿eh? -le advirtió su amiga- No me jodas que ya estás pensando en volver con ella.

- Que no, que no, ni de coña -le dejó claro- pero como me pille un día, no sé, sensible, verás que soy capaz de caer de nuevo, ya me conoces como soy.

- Demasiado blanda -respondió Natalia.

Sin ninguna duda, Mimi era de esas personas que de buena terminaba siendo tonta. Sus ganas de ayudar, caer bien a todo el mundo y su corazón gigante, le impedían darse cuenta que, a veces, simplemente perdía el tiempo y la paciencia con personas que no valían la pena.

Y para nada pensaba que la rubia había sido tonta con Ana, de hecho todo lo contrario, Natalia siempre vio con buenos ojos su relación y compartía la felicidad de su amiga, hasta hacía unos meses, donde Mimi empezó a sufrir.

- Tendré que hacerme fuerte a hostias, es lo que hay -se lamentó Mimi que sabía que le esperaba un tiempo de pasarlo realmente mal y tampoco iba a poder hacer nada para evitarlo, tenía que pasarlo si o si.

- He visto que se alquila una casa en mi calle -le comentó Natalia cambiando totalmente de tema- Podrías echarle un ojo, creo que tienen 5 habitaciones.

- Natalia, eso sí que no, hasta que nazca el bebé nada -le dejó claro a su amiga- Esta es una decisión inamovible.

- Tía, no sabes lo difícil que es encontrar un alquiler -le advirtió- Tienes que estar pendiente y empezar a buscar ya -le aconsejó Natalia.

- Además, ¿porque tengo que buscar yo una casa? -le preguntó algo molesta- Que yo sepa la mitad de la casa es mía, que por eso la pagué con mi dinero -le recordó.

- Pues buscasela tu a ella -respondió como si nada.

- Natalia por favor -se quejó Mimi, y es que a veces esta era demasiado frívola- ¿Cómo la voy a echar de casa?

- Prométeme que la irás a ver Mimi -le pidió poniéndose algo seria- Venga, que yo te acompaño, así cotilleo un poco.

- ¡Teacher! -interrumpió la conversación de las maestras una niña- ¡Me he hecho daño!

- Dios mío -dijo Mimi al ver sus rodillas ensangrentadas- ¿Qué te ha pasado?

- Me han hecho una zancadilla jugando al futbol y me he caído -se quejó la niña

- ¿Solo en las rodillas? -le preguntó Mimi mientras observaba las heridas, bastante aparatosas.

- No, en el codo también -dijo enseñándoselo.

- Au -exclamó la rubia al verlo- Menudo golpe. Venga, vamos a la enfermería a que te curen eso -continuó levantándose del banco- Tenéis que ir con más cuidado, ¿eh? -le riñó a la niña mientras se dirigían hacía el lugar.


Nueve y medio | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora