- Hacía tiempo que Cloe no traía a nadie a casa -comentó Ana rompiendo el silencio habitual que imperaba todas las noches en la habitación de matrimonio.
Poco a poco, ambas se habían acostumbrado a aquello, y aunque se les hacía bastante desagradable e incómoda la situación, sabían que no había otra y que, en realidad, era lo mejor, pues era preferible eso que estar discutiendo.
- Ya bueno, ya sabes, a esas edades prefieren quedar fuera de casa -respondió Mimi.
Ambas se habían dado cuenta del más que incómodo momento vivido esa tarde en la cocina. Era bastante obvio que se había notado la mala situación de su matrimonio delante de su hija y su amiga, pero ninguna de las dos quería comentar eso.
- Mmmm -balbuceó Ana dubitativa, pues el nombre de su mujer siempre le había parecido un apodo cariñoso, y aunque todo el mundo la llamaba así, ya no se sentía cómoda usándolo- Mimi, supongo que te lo imaginas, pero no pienso ir a Granada por Navidad -le dejó claro la morena sin andarse con rodeos.
- ¿Cómo qué no? -contestó la rubia muy sorprendida.
Todos los años viajaban hasta el pueblo de la granadina para celebrar Nochebuena y Navidad junto a toda su familia. No se quedaban muchos días, pues tanta gente formaban un caos espectacular en casa de la madre de Mimi, que ya estaba muy mayor, y aunque había espacio suficiente para todos, a las madres les daba pudor molestar demasiados días.
- Pues que si tu y yo estamos separadas, ¿qué sentido va a tener que yo vaya con tu familia a celebrar la Navidad? -le preguntó Ana, pues para ella mantenerse al margen era lo más lógico.
- ¿Y los niños? -le preguntó Mimi tratando de ignorar la estúpidez que, a su parecer, estaba diciendo Ana.
- Te los puedes llevar si quieres -respondió Ana que, francamente, no le importaba estarse un par de días sin ver a sus hijos, de hecho quizás lo agradecería y todo- No les voy a fastidiar la Navidad tranquila, no soy ese tipo de persona -añadió dejándole claro a la rubia que no estaba diciendo aquello para joder.
La canaria era consciente que aquello podría sentar mal a Mimi, pero al fin y al cabo era lo que ella le había pedido, dejar la relación y cortar de raíz, y eso era exactamente lo que estaba pretendiendo hacer, siguiendo los consejos de aquel libro de autoayuda que se estaba empezando a leer.
- Ana, ¿no crees que se van a dar cuenta? -preguntó la rubia que seguía empeñada con la idea de que debían seguir fingiendo delante de estos y por tanto ir ambas a Granada.
- Es que Mimi deberían saberlo ya -le repitió Ana cuál era su opinión respecto a eso- ¿No te das cuenta que es algo que no podemos ni debemos ocultarles?
Desde el primer momento saltó ese conflicto, la morena quería que sus hijos estuviesen al corriente de lo que estaba sucediendo, era lo lógico e iba a tener más sentido para ellos si las veían distanciadas porque iban a saber el porque de aquello.
Por el contrario, Mimi se empeñaba en que no debían decir nada hasta que todo hubiese pasado y el divorcio hubiese culminado, con cada una en una casa.
La rubia estaba empeñada en eso, y aunque era consciente de que hasta sus amigos no estaban de acuerdo con dicha decisión, ella estaba dispuesta a llevarla hasta el final, asumiendo todas las consecuencias.
- ¿Otra vez con esas? -le respondió Mimi ya bastante borde- Eso ya lo hemos hablado -aunque realmente lejos de hablarlo lo único que habían hecho era discutirlo- ¿No ves que se van a confundir si les decimos que nos separamos y seguimos durmiendo en la misma cama? -le replicó con su absurdo argumento.
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Nueve y medio | WARMI
FanfictionUn matrimonio, más de 20 años de relación y siete hijos y medio. Ana y Mimi tienen la vida que siempre habían soñado, formar una familia y el trabajo de sus sueños, pero quizás conformarse con solo eso fue un error.