Capítulo 42

1.3K 89 45
                                    

- ¿Cómo que no es muy ético lo que estamos haciendo, no? -comentó Ana mientras rebuscaba entre la ropa de niños de una tienda del centro comercial.

- Nadie se va a enterar -respondió Mimi- Además, que no todos los días te reconcilias con tu mujer -añadió.

El matrimonio se había tomado el día libre bajo la excusa de asuntos familiares y ciertamente, tampoco habían mentido, comprar los regalos para el cumpleaños de Emma, que era ese mismo día, era un asunto familiar, y de gran importancia. Además, que acababan de salvar su matrimonio hacía un par de días, y aún no lo habían podido disfrutar en condiciones, pues necesitaban un rato a solas para simplemente estar.

- Ni que estuviesemos de escapada romántica -rió Ana- Y que sepas que esto nos pasa por dejar todo para el último momento -le echó en cara.

- Nos podemos besar igual -contestó la rubia agarrando la cara de su mujer para plantarle un buen beso en los labios.

- A ver Mimi céntrate -le pidió la morena mientras agarraba dos vestidos distintos para enseñárselo- ¿Cuál le cogemos? -le preguntó a su mujer por su opinión.

- Esto no Ana -se quejó Mimi- es muy feo -añadió.

- Pues venga propón algo tú -dijo dejando las dos prendas en su sitio y deseando que la elección de la rubia fuera la buena.

- Esto -dijo cogiendo una falda de tul rosa, repleta de purpurina y con unicornios cosidos en las puntas.

- A ver Mimi, por favor, que no es para ti, es para Emma y estas cosas tan llamativas no le gustan -le recordó, aunque ya lo sabía de sobras.

- Lo sé -le replico haciéndole una mueca- ¿Pero no me dirás que no es una monada?

- Pues no, es horrible -contestó Ana que tenía gustos muy dispares a los de su mujer.

- ¡Ah! -exclamó Mimi al ver un jersey que llamó su atención y fue directo a él.

- No puede ser -dijo Ana instantes después al descubrir el mismo jersey.

Era perfecto para Emma, solo faltaba ver escrito su nombre en él. Un jersey gris, no muy grueso, con unos dibujos muy tiernos y bastante discretos de unos elfos y unas hadas. Parecía mentira, la pequeña había imaginado todo aquello, no lo había copiado de ningún sitio, y ahora sus madres se habían cruzado con ese jersey que parecía una señal.

- Esto tiene que ser para ella sí o sí -dijo con ninguna duda la rubia- Es que estoy segura de que le va a encantar.

- Quizás es un poco infantil, ¿no? -comentó la otra algo dudosa- Que ya cumple 10 años...

- Ana, por favor, no quieras correr, con 10 años aún es una niña -le replicó su mujer.

- Tienes razón -admitió Ana- y de todos modos le va a encantar el jersey, que es lo importante, es que parece hecho a medida para ella -reflexionó.

- ¿Qué talla cogemos? -preguntó Mimi dudosa mientras pasaba las prendas buscando la adecuada- ¿Diez años? -le sugirió a Ana.

- No, coge la de nueve y todavía le estará grande -le respondió Ana que se acordaba mucho mejor que la rubia de esas cosas.

- Yo esto no lo entiendo Ana -se quejó Mimi, que por más que lo intentaba nunca se acordaba- si Lola usa la de ocho y aún no ha cumplido siete.

- Yo que sé Mimi, pero créeme que es esa -le aseguró- Mira ábrela -le pidió.

- Sí, es enorme -dijo dándole la razón al ya verla bien.

- Venga, vamos a pagarlo y nos vamos a la papelería a comprar lo que nos falta -comentó la canaria que no quería perder más el tiempo allí dentro.

Nueve y medio | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora