- Mira que te dije que no te liaras a hacer cosas -se quejó Ana al ver el desastre de cocina que estaba dejando Mimi haciendo la comida.
- Tu dejame, ya te prometí que lo iba a limpiar todo yo, ¿no? -le recordó Mimi- Pues ya está, luego bien que vas a disfrutar de este manjar.
- Laia estará a punto de llegar y no te va a dar tiempo de limpiar todo esto -le hizo ver Ana.
- Si esto se limpia en un momento, además que no está tan sucio, más lo dejas tu cuando cocinas -le replicó Mimi- ¿Ves? Ya está, ahora dejo esto reposar y de mientras limpio todo esto -continuó convencida.
Ambas tenían razón, aquel desastre iba a valer la pena porque la comida de Mimi siempre estaba buenísima, pero también iba a costar tiempo limpiar y ordenar la cocina. Ana prefirió retirarse al salón y evitar mirar a la cocina, porque de ser así se hubiese puesto a limpiarlo todo como una loca, le era imposible no hacerlo cuando veía suciedad o desorden.
- ¡Han llamado! -gritó Ana nada más escuchar el timbre, no es que no quisiera ir a abrir ella, de hecho se levantó para acercarse a la entrada, pero quería que fuese Mimi quién primero saludase a su amiga.
La rubia salió corriendo de la cocina, donde evidentemente aún tenía mucho que limpiar, y se dirigió a la puerta para recibir a Laia y a su hija. La verdad es que no lo iba a admitir, pero se moría de ganas de verla.
La había visto un par o tres de veces en los últimos meses, y aunque lo había pasado bien, habían estado poco tiempo juntas y Mimi no lo había podido disfrutar demasiado porque tenía la cabeza en otras cosas.
Como era de esperar, a quién primero saludó la mujer fue a Mimi, con un gran abrazo, ella también se moría de ganas de verla, y luego a Ana, que tampoco se quedó corta con su abrazo, hacía años que no se veían y realmente a ambas les hizo ilusión verse de nuevo.
- Pero bueno si estás igual Anita -comentó Laia al verla- Vamos Xenia, saluda a Ana y a Mimi, que me has dicho que te morías de ganas de verlas -le dijo a su hija que, aunque era una niña muy extrovertida, se había quedado algo cortada al verlas.
Se habían visto un par de veces en su vida, pero la niña era solo un bebé, y era obvio que no se acordaba de nada y que para ella eran completas desconocidas, solo sabía lo que su madre le había contado de ellas.
- ¡Hola! ¿Puedo per al bebé? -preguntó la niña ilusionada que era lo único que tenía en la cabeza en ese momento.
- Claro -respondió Mimi- Aquí esta -dijo llevandolas hasta la cuna, que estaba en el salón, solo a escasos metros de la entrada.
- Es preciosa -comentó Laia- Que a gusto se la ve durmiendo. No la vayas a molestar Xenia -le pidió a su hija.
- Es muy mona -comentó la niña siendo prudente y sin acercarse más de la cuenta- ¿Y dónde está Emma? -preguntó de inmediato la niña que se moría de ganas de conocerla- Mamá me ha dicho que podría jugar con ella.
- Por dios que bonita eres -reaccionó Ana al comentario de la pequeña- Mira, ahora está en su habitación, Mimi te acompaña, ¿te parece bien? -le propuso.
- Claro, y vosotras os quedáis hablando de vuestras cosas -añadió la niña que ya se conocía las charlas aburridas de su madre con amigos.
- Portate bien Xenia -le advirtió su madre mientras se iba escaleras arriba con la rubia.
- Hay que ver que grande está tu niña -le comentó Ana a Laia mientras esperaban a que volviese Mimi- Luego cuando veas a Emma verás, le saca dos cabezas.
- Pues sí, es muy alta, y es que ya tienen diez años, hay que ver como pasa el tiempo. Lo estaba pensando el otro día, porque me lo preguntó Xenia -le explicó a la morena- y creo que hace más de nueve años que no nos vemos tu y yo. Imagina.
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Nueve y medio | WARMI
FanfictionUn matrimonio, más de 20 años de relación y siete hijos y medio. Ana y Mimi tienen la vida que siempre habían soñado, formar una familia y el trabajo de sus sueños, pero quizás conformarse con solo eso fue un error.