Capítulo 8

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- Hola -interrumpió Cloe en la cocina- ¿De qué habláis? -preguntó a su madre y hermano mientras se servía un vaso de agua.

- Mamá me estaba contando cómo conoció a mami -le respondió su hermano Bruno.

- Eso ya te lo he contado -añadió Mimi a la conversación.

- ¿Enserio? -dijo la chica abriendo mucho los ojos- ¿Y eso? A mí nunca me lo has contando -se quejó.

- Bueno, solo me ha explicado como fue la primera vez que se vieron, pero no pasó nada -le explicó a su hermana- La estoy convenciendo para que me cuente qué pasó después.

- Venga mamá -se unió Cloe a la petición de Bruno- yo también quiero saberlo

- ¿No tenéis que estudiar? -les preguntó Mimi que no se sentía muy cómoda frente a esa situación.

Aunque la idea de empezar a contarle aquello a su hijo había sido suya, ahora se arrepentía. En aquellos momentos, Mimi no quería saber nada de su mujer y lo último que necesitaba era recordar como empezó todo, porque, a su parecer, todo ya había terminado.

- Venga mamá luego dices que no os hacemos caso y estamos todo el rato en la habitación -le recriminó su hijo.

- No me refería a esto niños.

- Porfa mamá, ya somos mayores para saberlo, ¿no? -le dijo su hija mayor.

- Vale -cedió finalmente- pero ni una palabra a mami ¿eh? -les advirtió.

- Venga, ¿qué pasó cuando os despedisteis? -preguntó Bruno recordando lo último que le había contado.

- Nada, no paso nada -dijo Mimi al empezar a recordarlo- Por eso te hablaba de ser valiente hijo -continuó dirigiéndose a él- porque yo no lo fui y la deje escapar -admitió.

- Bueno -interrumpió Cloe- pero algo tuvo que pasar para que ahora estemos aquí ¿no?

- Me metí de nuevo en ese antro y ni siquiera recuerdo qué pasó después -continuó la rubia ignorando el comentario de su hija y evitando perder el hilo conductor de la historia- Y sí, podría hacerme la interesante y deciros que estuve pensando en ella los días después y que me esforcé en buscarla, pero nada de eso ocurrió.

- Siempre había pensado que eras más lanzada mamá -comentó Bruno.

- Es verdad, pensaba que serías la típica tía super segura de su misma -añadió Cloe.

- Y lo era, pero con vuestra madre fue diferente -respondió antes de continuar con el relato- Medió año más tarde, se celebró la fiesta de su facultad. Yo fui, porque lo que le gustaba a tu madre una fiesta... Iba a todas, no me perdía ni una -dijo riendo al recordar sus años de universitaria- Ese día ni por asomo pensé que podría encontrarme a vuestra madre de nuevo allí.

Mimi se mordía el labio inferior al recordarlo. Le dolía, le dolía mucho tener que estar recordando al detalle sus primeros encuentros con la que ahora era su mujer pero tampoco estaba segura que lo fuese a ser por mucho tiempo más.

- Y vaya si me la encontré -dijo con una ligera sonrisa- Me dió un pinchazo al corazón al verla. Parecía otra persona, pero en esencia, en el fondo de sus ojos, era la misma. Le sonreí y me devolvió la sonrisa, pero no de la forma que yo esperaba, así que me olvidé de nuevo de ella y me fui a dar una vuelta.

Aunque Mimi no hubiese pensado en Ana durante esos largos meses que separaron su primer y segundo encuentro, cuando la vio de nuevo parecía que el tiempo no hubiese pasado. El gesto que tuvo la canaria le dolió, porque allí supo que esta no tenía el más mínimo interés en ella, y eso le jodió, seguramente porque no estaba nada acostumbrada al rechazo.

Nueve y medio | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora