Capítulo 39

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- Ha estado increíble -comentó Bruno subiéndose al coche.

Hacía ya media hora que había terminado el concierto, pero Mimi y su hijo se habían entretenido en la salida comprando algo de merchandising, por si no habían gastado ya suficiente dinero en una tarde.

Lo cierto es que lo habían pasado de maravilla, como hacía tiempo que no lo hacían, y mucho menos juntos. El concierto había sido increíble y habían podido disfrutar juntos de ese momento madre-hijo, el objetivo principal de aquella salida, así que ambos salieron muy satisfechos de allí.

- Yo ya no estoy para estos trotes, estoy agotadísima -se quejó Mimi- Me lo he pasado genial, he cantado, he gritado, he bailado, pero esto no lo volvemos a hacer hasta dentro de un año por lo menos -continuó la rubia exagerando la situación.

- ¿Pero qué dices mamá? -dijo su hijo sin creer lo que estaba escuchando- Si tu eres joven, ya mañana estás recuperada.

- Eso si despierto mañana, porque te recuerdo que hoy es martes y mañana nos levantamos a las siete, y ya son las doce pasadas -dijo mirando el reloj del coche.

- Pues arranca, que estamos aquí de cháchara y ya deberíamos estar en casa -le vaciló Bruno.

- Háblame, ¿eh? -le pidió al chico para tener algo de distracción de vuelta a casa- Ni se te ocurra dormirte como hace tu madre -le advirtió.

Mimi nunca había sido de conducir, de hecho se sacó el carné de conducir pasados los treinta, y no lo hizo por otra cosa que por necesidad. Cuando se mudaron a la casa dónde habitaban actualmente, al estar alejada del centro, la rubia se vio obligada a aprender a conducir, aunque si hubiese sido por ella se hubiera apañado yendo andando o en transporte público a todos sitios, al tener a los niños pequeños no le quedó otra.

- Pero mamá, si tu nunca conduces cuando vais las dos -le recordó- ¿Por qué dejaste de contármelo? -le preguntó el chico cambiando de tema y buscando exactamente lo que le había pedido su madre, iniciar una conversación.

- ¿El qué? -preguntó la rubia haciéndose la tonta.

- Cómo conociste a mami -le aclaró, aunque no hacía falta- ¿Es por todo lo que ha pasado, no? -la retó.

- Es porque tu me prometiste que ibas a hacer algo, y no lo hiciste -le recordó a Bruno.

- Ya mamá, pero ha pasado mucho tiempo, ya me he olvidado de aquello -replicó el chico.

Y realmente tenía razón, todo aquello había empezado a finales de septiembre, y ya estaban a principios de abril, había pasado mucho tiempo, y de hecho Bruno ya se había olvidado de que le había llegado a gustarle su amigo y que todo había empezado por eso.

- Entonces eso significa que no te gustaba de verdad -concluyó Mimi.

- Seguramente -respondió el chico- Pero ¿lo podré saber algún día? Es que jo, te paras tantísimo en los detalles -se quejó- y yo lo que quiero saber es como y cuando os hicisteis novias.

- No lo entiendes hijo -dijo la rubia rodando los ojos- En los detalles está lo más importante y no hay que tener prisa, nunca -le explicó- Dejar las cosas fluir y no acelerarse, allí está la clave para que las cosas salgan bien -continuó- para que empiecen bien y para que sigan bien -añadió.

- Ya sabes que lo de esperar no es lo mío -respondió el chico que no se estaba muy en serio aquello.

- No, si ya lo sé ya -respondió Mimi riéndose- Lo de esperar nunca ha sido de nadie de esta familia, lo sé de sobras -se quejó- Pero Bruno, tienes que entenderlo, sin todo lo que pasó, sin cada uno de los día de los que nos vimos, sin cada charla que tuvimos, sin cada risa, sin cada llanto, sin cada confesión, sin nada de eso hubieramos podido construir la base de nuestra relación -le explicó al chico poniéndose algo reflexiva- Saltarse todo esto es como si empezaras la casa por el tejado, si nos hubiesemos comprometido la primera vez que nos besamos, no hubiemos durado ni dos telediarios, y te lo digo por experiencia -le aseguró su madre- No sabes lo que supone conocer a una persona tan bien, incluso mejor que a ti misma -retó al chico, que evidentemente no lo sabía- Conocer todas sus manías, todos sus secretos, saber como se encuentra solo por su voz, su mirada o su sonrisa, es increíble, y eso, eso solo te puede pasar con una persona, porque necesitas muchísimos años para llegar a conocer a alguien tan bien como yo conozco a tu madre, y es materialmente imposile tener tanto tiempo para llegar a conocer tan a fondo a más de una persona.

Nueve y medio | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora