Capítulo 21

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- ¿Qué pasa? -preguntó confundida Sofía que ya casi se estaba quedando dormida y se vió sorprendida por la entrada de sus dos madres en la habitación.

- ¡Muchas felicidades! -dijeron ambas muy bien coordinadas.

Detrás de ellas, escondían unos globos gigantes, un uno y un tres, por los años que cumplían, trece. Fue idea de Mimi, en su cabeza parecía una idea maravillosa, realmente eso era lo que ella desearía para su cumpleaños, pero las mellizas al verlo no mostraron ningún tipo de emoción.

- Ya son las doce -comentó Ana.

- Gracias -respondieron las chicas no muy entusiasmadas.

Sí, era su cumpleaños, pero realmente ninguna de las dos tenía especial ilusión para cumplir ese año. 

No estaban siendo buenas semanas para ninguna de las dos, y aunque Ana y Mimi se unieron para darles una sorpresa con toda la buena intención del mundo, las chicas no se sorprendieron ni alegraron lo más mínimo.

- Venga, alegrad esa cara que es vuestro cumpleaños -les pidió Mimi sujetando uno de los globos con una gran sonrisa.

- Ya bueno, pero ¿para qué? -preguntó Naira.

- ¿Queríais celebrar una fiesta en casa, no? -les preguntó Ana.

- Sí pero estoy castigada -les replicó Naira que seguía mosqueada con su madre por el increíble castigo que le había puesto hacía ya meses.

- Tecnicamente el castigo era hasta el día de tu cumpleaños, y creo que te has portado lo suficientemente bien para que lo levantemos ya -le comunicó Mimi- Aunque podrías haberte portado mejor -le recriminó.

- ¿Entonces? -dijo la chica confundida, pues realmente no le había quedado muy claro si le habían levantado el castigo o no.

- Vais a poder celebrar vuestro cumpleaños, mañana hablamos de eso -les advirtió la rubia ya avanzandoles que no tenían carta blanca en esa fiesta- pero podéis avisar a vuestras amigas ya.

- Máximo 20 personas -les avisó Ana.

- ¿Contentas? -les preguntó Mimi al ver que no mostraban ningún tipo de reacción a la noticia.

- Sí -dijo Naira por fin asimilando la noticia y dándose cuenta de que iba en serio y no le estaban tomando el pelo- Gracias, de verdad -dijo levantándose de la cama para ir a darle un abrazo a sus madres- Prometo que me portaré bien -se comprometió la chica.

- Venga, dame un abrazo, pero de verdad -le pidió Mimi- Te quiero mucho, ¿vale? -le dijo al oído- ¿Y tu? ¿No vas a decir nada? -le preguntó a Sofía que seguía tumbada en su cama- Si ya sabía yo que todo esto de la fiesta era enredo de tu hermana -continuó dirigiendose hacía ella al ver que no tenía intención de moverse- Felicidades cariño.

Mientras las rubias compartían un largo y sincero abrazo, después de mucho tiempo, Ana se quedó observando la escena. Era obvio, sobretodo para Mimi, que su hija no estaba bien y que necesitaba ese abrazo como el respirar.

- Te quiero mamá -balbuceó Sofía antes de soltar a su madre- Y a ti también mami -añadió alargando los brazos para que esta se acercase a darle un abrazo también.

- Que mayores que están mis niñas, trece añazos ya -celebró Ana algo nostalgica cuando ya se había separado de la rubia.

- Anda -dijo Mimi al ver que ya no pintaban nada allí dentro- ¡Buenas noches!

Las dos madres salieron en silencio de la habitación, dejando la puerta cerrada, y volvieron a su cuarto sin comentar nada de lo sucedido, hasta que Mimi se vió con los dos malditos globos entre las manos cuando se iba a meter de nuevo en la cama.

Nueve y medio | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora